Barcelona

En su uso actual como espacio verde público tienen mucho que ver las movilizaciones vecinales de finales de los años setenta, con la recién estrenada democracia. Así, los vecinos del barrio del Port reivindicaron que la antigua fábrica no diera paso únicamente a bloques de pisos. En 1980, la propiedad, el Ayuntamiento y la Asociación de Vecinos del Barrio del Port llegaron a un acuerdo que posibilitó la construcción del parque, que lleva el nombre del propietario de la fábrica: Gerard Sabaté.

Sin embargo, la historia no acaba aquí. Jaume Fabre y Josep M. Huertas cuentan a Art Públic que, cuando se derribó la fábrica, la cual había sido propiedad del industrial Josep Antoni Barret, se descubrió una decena de pasadizos subterráneos y petróleo que había quedado petrificado. Barret fue asesinado en enero de 1918 por un pelotón pagado por los alemanes, que querían acabar con quien suministraba armas a los franceses durante la Primera Guerra Mundial.

Podemos encontrar, entre otras especies, árboles de los escudos (Ginkgo biloba), almeces (Celtis australis), sauces llorones (Salix babylonica), casuarinas (Casuarina cunninghamiana), álamos de Canadá (Populus canadensis), pimenteros falsos (Schinus molle), eucaliptos (Eucalyptus globulus y Eucalyptus camaldulensis), pinos piñoneros (Pinus pinea), encinas (Quercus ilex), ombúes (Phytolacca dioica), arces blancos (Acer pseudoplatanus) y cipreses (Cupressus macrocarpa y Cupressus sempervirens).

En este parque también hay árboles frutales, como el caqui (Diospyros kaki); palmeras washingtonias (Washingtonia filifera), palmeras datileras (Phoenix dactylifera) y palmeras de Canarias (Phoenix canariensis); plantas aromáticas como el romero (Rosmarinus officinalis) y la salvia (Salvia officinalis); y arbustos como el laurel (Laurus nobilis) y las  aligustre (Ligustrum lucidum ‘Variegatum’). En la zona más sombría, la hiedra (Hedera helix) tapiza los parterres.

La obra de los mismos arquitectos que diseñaron este espacio verde —Imma Jansana, Neus Solé y Daniel Navas— es de mármol verde y latón y tiene una altura de 2,40 metros.

La plaza monumental que se extiende a los pies de la pirámide es ancha y luminosa, en contraste con la sombra que reina a su alrededor. De hecho, todo gira en torno a esta plaza, ligeramente hundida, con bancos de piedra acompañados por el verdor de los laureles. El canal de unos 50 metros de longitud que atraviesa el espacio de punta a punta finaliza su recorrido en un pequeño estanque enmarcado por ocho columnas truncadas que cumplen la función de pérgola.

En un lado de la plaza larga, un pequeño paseo repleto de almeces separa el gran espacio abierto y soleado de las zonas de juego infantiles, recogidas y rodeadas de cercas vegetales. Hay bancos y fuentes bajo la sombra protectora de árboles de hoja perenne.