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De mar a mar. Peregrinaje y posmodernidad

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Foto: Andrea Manenti
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Comisariado

Elisabet Pertegàs

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Fechas

24 Oct 2019 –
23 Feb 2020

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Espacio

Sede Montcada, espacio anexo de la recepción

Cómo llegar

«De mar a mar. Peregrinaje y posmodernidad» narra el viaje personal de la antropóloga Elisabet Pertegàs, en su travesía a pie por la península Ibérica, desde el mar Mediterráneo hasta el océano Atlántico, por el Camino de Santiago. 

Ningún otro sendero ofrecía las posibilidades de señalización de largo recorrido y de infraestructura que brinda la antigua vía de peregrinación a Galicia para explorar todas las connotaciones del viaje. La muestra está dedicada a explorar y mostrar una serie de reflexiones construidas en torno al concepto de «viaje».

A menudo la palabra «viaje» nos traslada a una realidad idealizada que tiene que ver con espacios de libertad propios, pero el ser humano ha viajado por otros muchos motivos ajenos al imaginario del viaje contemporáneo propio de nuestros tiempos. El viaje es una práctica universal que evoca una figura poliédrica con multitud de matices a considerar.

El medio de transporte y la velocidad a la que nos desplazamos son características del viaje tan significativas como los espacios de los que partimos y a los que llegamos, ya que condicionan nuestra experiencia perceptiva del entorno. Caminar nos permite, sobre todo, devolver el viaje a su dimensión humana esencial.

Caminar es una experiencia de inmersión en un paisaje en continua transformación. Los designios de la naturaleza recaen sobre el caminante sin clemencia; el día, la noche, el frío, el calor, el sol o la lluvia marcan la realidad diaria. El ritmo al caminar provoca una nueva forma de mirar y organizar el pensamiento. Pisar la calzada o los vestigios arquitectónicos del paisaje humanizado del antiguo camino a Compostela provoca en muchos peregrinos la sensación de estar acercándose a alguna suerte de conocimiento ancestral.

Por otro lado, la estructura ritual del peregrinaje presenta evidentes paralelismos con la idea del transcurso de la vida desde la perspectiva cristiana. Avanzar por un camino plagado de dificultades que requiere muchos sacrificios nos permitirá llegar a un glorioso final. Llevar la casa a cuestas implica ir renunciando a todo lo superfluo y quedarse con lo realmente esencial. Esta depuración de lo banal, la conciencia de la propia fragilidad y el descubrimiento de la acogida y la hospitalidad que ofrecen voluntariamente unos extraños devienen revulsivos que agitan mentalidades y provocan reflexiones sobre el tipo de vida de la que procedemos.

El hecho de que tantas personas, venidas de todo el mundo, quieran caminar el antiguo sendero (y repetirlo varias veces) tiene que ver con los valores que la sociedad posmoderna ha encontrado en la peregrinación: una población mayoritariamente urbana en contacto con la naturaleza y con una arquitectura románica que ha permanecido en pie a pesar del paso de los siglos, un camino perfectamente señalizado, el descubrimiento de los límites del propio cuerpo y el hecho de formar parte de una «comunidad» cohesionada con fuertes vínculos de solidaridad, resultan irresistibles para una sociedad que difícilmente encuentra algo permanente y fiable. 

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