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Los hornos de aceite de enebro. Una industria en Riba-roja d’Ebre

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Foto: Andrea Manenti
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Comisariado

Josep Aguilà, Josep Blanch y Maria Dolors González

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Fechas

11 Jul 2019 –
13 Oct 2019

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Espacio

Seu Montcada, espacio anexo de la recepción

Cómo llegar

Esta exposición nos habla de estas historias, de todo este patrimonio etnográfico de nuestro pasado. Documentos antiguos y el utillaje empleado por las caballerías que transportaban el aceite de enebro nos muestran la antigüedad de su comercialización. 

Otras herramientas tradicionales, una gran maqueta y gafas de realidad virtual nos explican cómo se construían y cómo eran los grandes hornos que se diseminaron por el territorio municipal de Riba-roja d’Ebre. Asimismo, varios audiovisuales nos enseñan, paso a paso, cómo en el interior de estos hornos, mediante procesos de combustión en seco, la madera de enebro se transformaba en aceite.

Pero no todo es pasado. La producción de aceite de enebro sigue hoy en día, una serie de productos cosméticos y de higiene personal así lo corroboran; después de tantos siglos de producción en Riba-roja d’Ebre, el aceite de enebro continúa presente en nuestras vidas.

Riba-roja d’Ebre se convirtió en un centro importante de producción de aceite de enebro en la época preindustrial, documentado ya a principios del siglo xvii. La muestra de vitrina «Los hornos de aceite de enebro. Una industria en Riba-roja d’Ebre» se dedica a explorar este valioso patrimonio arquitectónico y etnográfico.

El municipio ribereño conserva el mayor número de hornos de elaboración de aceite de enebro de toda la península Ibérica. Este aceite se obtiene de la leña y las raíces del Juniperus oxycedrus, comúnmente denominado enebro rojo o de la miera, especie arbórea de la familia del enebro común (Juniperus communis), y tiene numerosas propiedades antisépticas, antiinflamatorias, cicatrizantes, parasiticidas y pesticidas.

Por sus propiedades terapéuticas, el aceite de enebro se ha usado históricamente como remedio para diversas enfermedades humanas y, sobre todo, animales. Así, tenemos constancia de su uso antaño como ingrediente de ungüentos aplicados a seres humanos afectados por eczemas, verrugas y parásitos, pero también como parte de cataplasmas usados para tratar dolores del pecho, anginas y resfriados y, en forma de infusión, como remedio contra trastornos digestivos y nerviosos. En veterinaria, su uso más extendido, se empleaba para el tratamiento externo de las heridas, ya que es un extraordinario desinfectante y cicatrizante y, además, servía para eliminar parásitos intestinales y para combatir piojos y garrapatas.

Todas estas funciones y propiedades del aceite de enebro hicieron de Riba-roja d’Ebre un centro de producción importante, hasta el punto de conformar su fabricación una potente industria de la época preindustrial. Documentos de principios del siglo xvii demuestran ya la existencia de un comercio consolidado que, como tantas veces ocurre en estas tierras, encontraba en el Ebro a uno de sus principales aliados, ya que el producto podía viajar fácilmente río abajo hasta Tortosa y río arriba hasta Zaragoza.

No obstante, por su mayor uso en veterinaria, la principal ruta de comercio fue hacia el norte, hacia tierras pirenaicas, a través de las comarcas de Lleida, ciudad en la que solían hacer un alto en el camino. Transportado en ristras de burros, mulas y caballos, los productores de Riba-roja llegaban hasta las grandes zonas ganaderas del Pirineo para vender a los lugareños su preciado aceite.

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