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Fiestas alrededor del mundo - Les "Fires de Sant Narcís"

11OCT2018

Es fiesta, y de las grandes, en Girona, que alrededor del 29 de octubre, celebra la festividad de sant Narcís, su patrón. Lo hace con unas “Fires” o ferias que, ya con su nombre, nos hablan del origen comercial de esta tradición. Cada año, las Fires de sant Narcís atraen a miles de gerundenses pero, también, a muchos visitantes... y algunas moscas.

Merece la pena acercarse estos días a Girona (este año del 26 de octubre al 4 de noviembre), pues la ciudad hierve de actividad. Es el momento en que el otoño termina y el invierno empieza a mostrar su cara más fría. Este hecho es importante por dos razones: por una parte, las moscas se hacen especialmente presentes en este momento del año y, por otra, esta es la época de mayor actividad para los comerciantes. Ambas cosas tienen mucho que ver, como veréis, con sant Narcís y con las ferias que se celebran estos días en Girona.

De hecho, la historia del patrón de Girona pertenece más al campo de la leyenda que al de la realidad histórica, lo que no ha impedido que se le venere en la ciudad desde el siglo X u XI. Sant Narcís habría nacido en Girona, hijo de una familia noble y habría sido nombrado obispo de los gerundenses por los primeros cristianos de la ciudad. Vivía, dice la tradición, en la actual calle de las Mosques, de donde se dice que tuvo que huir saltando por la ventana y dejando en el suelo una huella (en posición invertida para despistar a los perseguidores infieles) que todavía se conserva: es la huella o “petjada” de sant Narcís. Las persecuciones contra los cristianos habrían propiciado que el santo se trasladara a Alemania, de donde regresó años después, nuevamente como obispo gerundense. Hacia el siglo IV después de Cristo, dice la tradición, fue asesinado por un grupo de paganos.

La aparición del cuerpo supuestamente incorrupto hacia el siglo X y, especialmente, un milagro registrado en el siglo XIII, acabaron de extender la fama de sant Narcís. Y es que parece ser que, al entrar a la ciudad en 1285, las tropas francesas habrían profanado el sepulcro del santo. Cuenta la leyenda que, al romper la losa que cubría el sepulcro (o, de manera espontánea, según otras versiones),  salió del interior una enorme cantidad de moscas, tantas que habrían causado con sus picaduras y las enfermedades que propagaban la muerte fulminante de caballos y soldados. Ya en el siglo XVI, la ciudad se encomendó al santo para pedir protección contra una epidemia de peste. La protección resultó efectiva y desde entonces, se empezó a organizar una procesión cada 29 de octubre. Hoy, al santo todavía se lo hace responsable de “la ola de frío de sant Narcís”, un descenso de las temperaturas que acaba cada año con toda la población de moscas de la ciudad.

Sí, el final del otoño marca el fin de la presencia de las molestas moscas, pero no sólo esto. De hecho, finales de octubre es el momento de reunir provisiones y llenar la despensa de cara al invierno, el momento en que los animales empiezan a criar y el tiempo de reparar o renovar las herramientas del campo... Para hacer todas esas cosas, hace siglos no había muchas opciones a parte de... ir a una feria. En Girona se celebraban varias repartidas durante el año, pero todas se fueron uniendo en una sola que coincidía con la procesión de sant Narcís, que también atraía a la ciudad a muchos visitantes de otras tierras. Como se pretendía evitar que los comerciantes y gentes del campo que venían a la Feria se alojasen en los pueblos vecinos, se empezaron a organizar en la ciudad fiestas cada vez más lucidas, con atracciones y diversiones que eran todo un reclamo para los recién llegados.

Es así como una feria (o mejor dicho, unas ferias) con finalidades comerciales acabaron convertidas en una fiesta. Hoy, sigue siendo tan popular o más que en sus inicios e incluye tanto conciertos y diversiones de lo más actual como una intensa actividad tradicional. Quién pase estos días por Girona podrá disfrutar de propuestas que van de un pasacalle de gigantes especialmente popular, a sardanas, una fiesta castellera o un correfoc. También, como durante las Fiestas de Primavera, se cuelga entre dos balcones de la calle de la Argenteria el Tarlà, un muñeco que se hace girar, protagonizando unas acrobacias que divierten al público. Gigantes y cabezudos son otros protagonistas de una fiesta que, habitualmente, termina con un gran despliegue pirotécnico en forma de castillo de fuegos artificiales.

La Fires de sant Narcís, sin embargo, también incluyen una feria que recuerda los orígenes de la fiesta. Quién quiera verla, tendrá que ir a la Devesa, una zona verde de Girona que estos días acoge atracciones (caballites, montañas rusas, autos de choque...) pero, también, una histórica Feria de Muestras en la cual, como ocurría en los viejos tiempos, se siguen mostrando hoy las principales novedades del mundo agrícola, industrial y comercial.

Pero la fiesta, no tiene sentido en el siglo XXI sin música, por eso la zona de la ciudad conocida como el paseo de La Copa se llena por sant Narcís de barracas y de conciertos gratuitos con músicas de todo tipo (incluyendo un concurso de bandas emergentes), complemento perfecto del Envelat o Entoldado, un espacio tradicional desde el cual las orquestas invitan a los y las gerundenses a participar en un baile de los de toda la vida.

 

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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