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Fiestas de todas partes - El Tarlà de l’Argenteria

12ABR2018

Es una de las tradiciones más conocidas entre los habitantes de Girona, que cada año ven como, durante las fiestas de Primavera, alrededor del 23 de abril, aparece colgado entre dos balcones de una calle de la ciudad un muñeco que hace volteretas y equilibrios. ¿Sabéis qué relación tiene con la ciudad de Barcelona este personaje peculiar?

Este año será el sábado, 21 de abril, cuando los vecinos de la calle de Argentería de Girona, en el Casco Antiguo, y curiosos de toda la ciudad, asistirán un año más a la ceremonia de colgar el Tarlà. Era una tradición propia de las fiestas de san Agustín (28 de agosto), que ya no se celebran. Pero aún así, los vecinos no han renunciado a la tradición y lo han trasladado en el calendario. Ahora, forma parte de las Fiestas de Primavera, que se celebran alrededor de Sant Jordi.

No son pocos los gerundenses y visitantes de otras ciudades y localidades de la zona que no se pierden la oportunidad de ver bailar, suspendida entre dos balcones, a esta figura rellena de serrín o, en tiempos pasados, de paja. Tiene los brazos rígidos, sujetos a una barra que antes era de madera y ahora es de metal. Al hacerla girar desde uno de los dos balcones de los cuales está suspendido el Tarlà, éste protagoniza unas volteretas y acrobacias que divierten a niños y mayores.

¿Cuál es el origen de esta tradición tan curiosa? Pues, por lo que se cuenta en Girona, podría tener un origen medieval, puesto que todo habría empezado cuando, en la pequeña calle de Argenteria de Girona se detectó un brote de peste. Siguiendo la costumbre de aquel tiempo, la calle quedó cerrada por ambos lados en un intento de contener la enfermedad. La ciudad quizás se protegía así del brote de peste, pero los pobres habitantes de la calle quedaron confinados, aburridos y entristecidos por el involuntario cautiverio. Un saltimbanqui de carne y hueso, sin embargo, se dedicó a entretener a los vecinos con sus saltos y acrobacias.

Conocido también con el nombre del Xato, este personaje real siguió manteniendo viva la tradición incluso pasado el brote de peste. De hecho, Joan Amades explicaba en su Costumari català que, antes de que existiera el muñeco, cada año, por la fiesta de san Agustín, se elegía al más tonto o al más habilidoso de los vecinos para que, mientras duraran las celebraciones, hiciera tantas sandeces como pudiera, haciendo reír así a sus conciudadanos. Y es que, de hecho, la palabra “Tarlà” significa “loco o tonto”.

Con los años, el personaje del Xato o Tarlà acabó convertido en una figura rellena de paja que, a principios del siglo XX, llevaba ropas de colores vivos y un sombrero de dos cuernos con borlas. Posteriormente, la vestimenta de la figura ha acabado transformada en la propia de un juglar con un sombrero con muchas puntas, cada una de las cuales lleva unos cascabeles que suenan mientras la figura se va moviendo.

Fijaos en la gran medalla que lleva en el pecho el Tarlà. ¿De donde procede? Pues de Barcelona. Y es que, en 1902, viajó a la capital catalana, donde se hizo muy popular. En aquella época, siendo concejal del  Ayuntamiento, Francesc Cambó impulsó una transformación radical de la fiesta de La Mercè, patrona de Barcelona y le dio la forma que, más o menos, tiene hoy. La convirtió en un compendio de las tradiciones de toda Catalunya, un intento que trajo a la ciudad, y convirtió en todo un símbolo nacional, tradiciones hasta entonces poco vistas en Barcelona como las sardanas (del Norte de Catalunya) y los castells (de las comarcas del sur). De Girona vino aquel año 1902 el Tarlà que, claro está, fue colgado de dos balcones de la calle barcelonesa de Argentería. Tanto les gustó aquel singular personaje a los barceloneses que le impusieron una medalla, la misma que, hoy, todavía luce.

 

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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