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San Patricio: la fiesta nacional más celebrada en todo el mundo

15MAR2018

Habitualmente las fiestas populares tienen un carácter local pero, debido a la diáspora irlandesa por el mundo, hoy todo el planeta, o casi, celebra la fiesta del patrón de Irlanda. Empezad a pensar en vestiros de verde y buscad la cervecería más cercana.

Cada 17 de marzo, la fecha en que se cree que, en el siglo V después de Cristo, murió san Patricio, ciudadanos de medio mundo se lanzan a las calles para celebrar una tradición que hoy, en Irlanda, se ha  convertido en un festival de cinco días y que se extiende, como mínimo, por casi todo el mundo occidental. Y es que en ciudades tan alejadas de Dublín, la capital irlandesa, como Buenos Aires, Londres o Toronto montan sus propias celebraciones. Lo hace, también, Nueva York, donde se celebra el desfile del Día de san Patricio más multitudinario del mundo, con la participación de cerca de dos millones de personas.

Hay que atribuir la rápida difusión de la fiesta a las duras condiciones de vida en el país que, en los últimos siglos, provocaron una diáspora de grandes proporciones. Se cree que cerca de cien millones de personas en todo el planeta pueden decir hoy que tienen algún antepasado irlandés, buena parte de los cuales viven en los EE.UU., destino de muchos ciudadanos de Irlanda que, especialmente debido a las hambrunas del siglo XIX, buscaban en el nuevo continente una vida mejor. Seguro que la cifra de irlandeses o de ciudadanos con antepasados irlandeses “crece” estos días, puesto que, según dicen, por san Patricio “todo el mundo quiere ser irlandés”. De ahí que, en todo el mundo, la gente se vista con el color nacional de Irlanda, un verde que tiñe desde la cerveza que se bebe en los bares a ríos enteros, como se hizo en una ocasión en Chicago para conmemorar la fiesta.

La tradición explica que san Patricio nació en la zona occidental de Gran Bretaña, no muy lejos del muro que levantó Adriano y que, siendo un adolescente hijo de ciudadanos romanos que profesaba la fe cristiana, fue raptado por los piratas escotes, nombre con el que eran conocidos los habitantes de origen gaélico de Hibernia, antigua denominación de Irlanda. Allí pasó unos años como esclavo, aprendió el idioma de aquellas tierras y, finalmente, logró escapar. Tras una estancia en la Galia, regresó a Irlanda y, ya en calidad de misionero, aplicó sus conocimientos sobre la sociedad irlandesa a crear una estructura eclesiástica muy efectiva. De hecho, pudo convertir a la práctica totalidad de los habitantes de una nación que, hoy, sigue siendo una de las sociedades más católicas de Europa.

Las leyendas, como es normal, han acompañado la historia de san Patricio, de quien se llama que dice que expulsó a todas las serpientes de Irlanda. Sí, es cierto que en la isla no hay ninguna, pero los científicos consideran que de hecho no las hubo nunca, debido a la separación física con Gran Bretaña y al aislamiento provocado por la última glaciación. Hay quién considera, sin embargo, que al decir que san Patricio había hecho expulsado de la isla a las serpientes, la tradición se refiere más bien al hecho que consiguió acabar, más que con los ofidios, con los druidas y el sistema de creencias tradicional de los llamados escotes.

Otra leyenda relacionada con el santo cuenta que habría usado un trébol de tres hojas para explicar a sus fieles el misterio católico de la Santísima Trinidad, de ahí que esta planta sea, todavía hoy, símbolo de san Patricio pero, también, del conjunto de Irlanda.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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