Berenjena

Aunque la berenjena es típica de cultivos mediterráneos, los primeros registros que se tienen de esta hortaliza indican que sus orígenes se sitúan en la India hacia el 2000 a. C. y fue gracias a los mercaderes árabes que comerciaban por la Península durante el s. VIII que la berenjena llegó a nuestras tierras para quedarse.

Imatge
Albergínies
  • Como la mayoría de hortalizas, la berenjena tiene un alto porcentaje de agua y un bajo contenido de proteínas, grasas e hidratos de carbono. Gracies a su contenido vitamínico, la berenjena:
        • Cuida el estado de la retina.
        • Ayuda al crecimiento de huesos y dientes.
        • Ayuda al funcionamiento de nuestro organismo puesto que facilita los cambios metabólicos que se producen.
        • Interviene en la producción de globos rojos y blancos.
        • Ayuda a evitar posibles rampas a las extremidades.
        • Contiene potentes antioxidantes, como el ácido clorogènic.
        • Estimula el funcionamiento de la vesícula y del hígado.

    Hay que destacar que, al igual de la patata y otras hortalizas, hay que tener en cuenta su contenido de solanina. La solanina es una toxina que actúa como defensa contra animales, hongos o insectos y que es perjudicial para el ser humano en cantidades altas.

  • Hay muchas maneras de consumir la berenjena: a la plancha, escalivada, etc. pero habría que evitar aquellas cocciones que la puedan quemar directamente, como la brasa por ejemplo, porque puede generar partículas cancerígenas, o que ayuden a que absorba masas grasas, como frita.

  • Se aprovecha toda, es muy carnosa y la piel, si está muy cocinada/ablandada, no molesta nada. Sin embargo, si no gusta, se puede cortar como si fueran chips con sal, pimienta y aceite de oliva (mezclar bien en un bol porque se impregne) y ponerlas al horno en una bandeja con papel de horno (en una sola capa). Calentar a 180 °C y dejarlas 15’. Sacarlas cuando se hayan dorado, dejar enfriar 1’ y servir. 
    También conviene recordar que no hay que descabezar demasiado las puntas, para aprovechar toda la longitud se pueden sacar las hojas del pecíolo y cortarlo bien arranat. La otra punta ni siquiera hay que cortarla porque se puede aprovechar toda sea qué sea el plato que preparamos. 
    Si queremos conservar berenjena porque tenemos mucha cantidad, se puede cocinar y congelar (escalivada, en pisto, sofreída), se puede conservar en salmuera, adobada en vinagre o hacer mermelada.