En Barcelona cada vez hace más calor y aumenta la frecuencia de periodos más cálidos, mientras que las precipitaciones son cada vez más irregulares y escasas.

El 2018 ha sido un año bien representativo de los riesgos climáticos que Barcelona ya empieza a sufrir, entre los que destacan una prealerta por sequía, el claro aumento de las temperaturas, dos episodios de ola de calor, seis episodios de lluvias intensas, cuatro de lluvias torrenciales y trece alertas por insuficiencia drenante, dos episodios en fase de emergencia por hielo y nieve, y seis episodios de ventoleras.

Cada vez hace más calor

Las temperaturas en la ciudad de Barcelona se han incrementado desde el año 2016. Las olas de calor se han ido sucediendo intermitentemente en los últimos años, especialmente desde el 2003, que resultó ser el año con más olas, un total de trece. Desde el 2012, en la ciudad de Barcelona se han dado diecinueve olas de calor, diez de las cuales se han concentrado en los últimos dos años, el 2017 y el 2018.

Cada vez llueve menos

La precipitación media muestra una tendencia a la disminución. Aunque las medias de lluvia acumulada descienden en los últimos años, la precipitación presenta una gran variabilidad interanual, lo que hace difícil establecer una periodicidad de los datos observados.

El 2018 ha sido un año excepcionalmente lluvioso (quinto año con más lluvia acumulada, 923 mm, desde 1914) y con episodios de lluvias intensas (algunos de ellos, excepcionales) después de tres años con precipitaciones por debajo de la media de Barcelona (587 mm), lo que condujo a la entrada en alerta y prealerta por sequía en enero del 2018. El año 2015 fue extremamente seco (solo 321 mm de lluvia acumulada), y, sin embargo, tuvo tres episodios de lluvia intensa.