“Hay muchos ejemplos en que la creación artística se anticipa a la ciencia”

Andrés Burbano
07/07/2022 - 15:45 h - Cultura y tiempo libre Octavi Planells

Natural de Colombia, actualmente es profesor asociado del Departamento de Diseño de la Universidad de los Andes, en Bogotá, pero el próximo septiembre empezará un nuevo cargo de profesor en los Estudios de Artes y Humanidades de la Universidad Abierta de Cataluña, la UOC.

Desde hace años explora las intersecciones entre el arte y la ciencia, y el pasado mes de junio estuvo en Barcelona para hacer de chair del eje temático Humano y no humano en el 27º Simposio Internacional en Arte Electrónico (ISEA 2022). Tras el evento, hablamos con él de los puntos en común del arte, la ciencia y la tecnología.

¿Cómo viviste el simposio ISEA 2022?

ISEA2022 fue una experiencia enriquecedora e intensa. Me llamó la atención de esta edición del ISEA en particular la articulación de la ciudad y la región, la intersección entre la UOC y centros como el CCCB, la calidad de la curaduría de las exposiciones, los ejes temáticos propuestos, la relación entre dichos temas y las ponencias de los keynotes. Personalmente, para mí es una oportunidad única de poder ver en persona a los amigos y colegas que contribuyen a la comunidad y con quienes no nos veíamos en persona desde hace un par de años por razones obvias.

¿Qué temas candentes de la intersección del arte, la ciencia y la tecnología se abordaron?

Me parece que todos los temas de los tracks académicos son pertinentes: “posibles” se pregunta sobre las múltiples facetas del porvenir; “humano y no humano” se pregunta por la inteligencia artificial; “naturaleza y mundos” se pregunta por los temas ambientales; “futuros y patrimonio” se pregunta por la historia y la tecnología; y “educación y sociedades” aborda el reto pedagógico que vivimos en el presente.

¿Cómo ves Barcelona con relación a otros países en este ámbito?

En Barcelona están pasando cosas muy potentes. Este fue un ISEA generoso, con tres exposiciones en Barcelona y otras en ciudades cercanas, varios proyectos fueron financiados por la organización, lo que contribuye a cimentar la calidad de las propuestas. Me parece que el nivel académico fue notable (Susanna Tesconi). Es evidente que aquí existe un interés por parte de múltiples instituciones educativas, culturales y académicas. Además, hay una importante producción local con una calidad y visibilidad notables. Una de las iniciativas que me ha llamado la atención es el Hub de arte, ciencia y tecnología, por ejemplo. Pero existen otras muchas como la revista Artnodes (Pau Alsina), el proyecto Arts at CERN (Mónica Bello) o la exposición de NTF y arte que estaba abierta al tiempo que el ISEA (Pau Waelder), por mencionar algunas.

El arte siempre ha estado sujeto a la técnica o la tecnología, pero ¿qué tiene que ver el arte con la ciencia?

La pregunta sobre la relación entre el arte y la ciencia nos abre un rango de respuestas muy amplio. Como punto de partida se puede decir que la práctica científica tiene una dimensión estética y que por su lado el arte tiene un componente investigativo. No obstante, esto no es necesariamente aclarador. En mi enfoque particular, he ido cambiando el enfoque hacia el valor del diálogo, al valor de la conversación y el debate de los científicos y los artistas, enfatizando el rol de las personas que hacen arte y ciencia, y es ahí que en muchos casos encontramos las transacciones más inspiradoras. Creo que formularía la pregunta a ¿qué se puede construir en común entre artistas, científicos y científicas?

¿Cuáles son los puntos en común entre arte y ciencia?

Los puntos se pueden rastrear en algunas características profundamente humanas como la curiosidad, el asombro, la capacidad de hacerse preguntas sobre el mundo, participar en la aventura de plantear respuestas y, por supuesto, está el papel que juega en las dos prácticas la creatividad. Sin embargo, lo más interesante son las preguntas particulares sobre temas específicos que surgen en colaboraciones concretas entre científicos, técnicos, artistas y diseñadores.

¿Separas tu trabajo como artista y como investigador? Y si es así, ¿cómo influye el uno en el otro?

En principio y de una manera simple, podría decir que entiendo el rol de artista y el de investigador como prácticas que tienen distinciones entre sí. Si fueran lo mismo, no necesitaríamos dos palabras diferentes para hablar de ellas. Lo que sí es cierto es que, dada mi formación y mis intereses, he hecho un esfuerzo por cultivar las dos y he asumido la tarea de demostrarlo a través de mi producción. Así, he realizado trabajos artísticos en colaboración con científicos (por ejemplo, arqueólogos) y hago investigación sobre la historia de los medios de comunicación donde incorporo elementos de creación artística como parte del método de investigación. Ese es mi camino, ahí he encontrado personas muy valiosas que habitan también ese lugar de tránsito, pero no creo que todos deban hacer lo mismo.

¿Qué respuestas buscas con tus investigaciones?

Digamos que las respuestas son específicas al marco de cada proyecto. Por un lado, me intereso por las posibilidades de las tecnologías digitales de capturar y representar espacios tridimensionales, y cómo esto puede ser útil tanto para personas interesadas que trabajan en arqueología, vulcanología, o geología. A la vez me pregunto cómo con ese mismo material digital se pueden desarrollar instalaciones inmersivas, por ejemplo. En otros casos, cuando hago investigación sobre la historia de los medios de comunicación en América Latina y en el Sur Global, he intentado hacer reconstrucciones de las tecnologías estudiadas y después, con esos modelos, hacer proyectos creativos y críticos.

¿Desde la perspectiva artística, qué temas o procesos te interesan más?

Me interesa visibilizar los elementos de significado que están subyacentes a las tecnologías y en algunos casos al contexto científico en el que se desarrollan. Esto que resulta general, se articula en concreto en la colaboración con científicos como Karen Holmberg, vulcanóloga y arqueóloga de la NYU con quien realizamos trabajo de campo en pinturas rupestres en la Patagonia chilena. Más recientemente he trabajado con Giovanna Danies una bióloga dedicada a temas de biodiseño y biología sintética, para producir una instalación que cuestiona la representación de la naturaleza en el Siglo XIX en lo que hoy es Colombia.

¿Puedes poner algún ejemplo de cómo incorporar conocimientos científicos y tecnológicos en tu proceso creativo?

Como comentaba anteriormente me encuentro trabajando en un proyecto con hongos filamentosos y con su descomposición para tomar energía de la celulosa del papel. En este caso, por ejemplo, fue fundamental entender la dinámica del ciclo vital de estos seres vivos. Para ello trabajé de la mano de la bióloga Giovanna Danies de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia, experta en hongos. Ella viene trabajando en la implementación de un cepario de hongos en conjunto con varios otros profesores de biología y biología sintética, buscando aplicaciones al biodiseño. En este caso, mi trabajo no sería posible sin la interacción con este grupo de científicos y científicas. Afortunadamente, están muy abiertos a la experimentación y a nuevos proyectos.

¿Cómo describirías el arte del siglo XXI?

No creo que exista un arte del siglo XXI en singular, más bien creo que debido a las contingencias que estamos atravesando en este momento, una buena parte de los esfuerzos creativos y críticos se centran en entender cómo la ciencia y la tecnología reconfiguran la sociedad y cómo la sociedad configura la ciencia y la tecnología. En ese ciclo el arte es un lugar privilegiado para establecer diálogos y debates enriquecedores.

¿Cómo una investigación científica puede verse favorecida por el arte?

Me parece que esta pregunta la debería responder un científico. No obstante, con la experiencia que tengo puedo decir que en algunos casos los científicos y científicas se pueden ver beneficiados por el modo de pensamiento propio de los artistas y diseñadores, o de sus metodologías. Por ejemplo, en un proyecto en particular, The New Dunites, un conjunto de datos que se produjeron en el marco de un proyecto artístico terminaron siendo usados por un grupo de trabajo arqueológico profesional. No obstante, hay otros proyectos en los que la comunicación se dificulta llevando a callejones sin salida donde los proyectos no necesariamente se concretan. En cualquier caso, los diálogos y debates en los dos contextos resultan ser enriquecedores en doble sentido.

¿El arte se anticipa a la ciencia?

Existen muchos ejemplos en los cuales la creación artística se anticipa a la ciencia, de ahí surgió todo un género literario y cinematográfico que originalmente se llamaba “ficción científica.” Claro está, en el presente existe una variedad mucho más amplia de las relaciones de artes y ciencia que muestran cómo el uso de los medios técnicos, propios de cada época, se manifiestan a través del arte. Un ejemplo muy claro de ello son las cianotipias que Anna Atkins realizó en Inglaterra en el siglo XIX, donde representó contenidos visuales de origen biológico, particularmente de algas. Lo interesante de este ejemplo es que la articulación de todos los elementos es muy orgánica, además de que las fotografías, o las cianotipias para ser exactos, son de una riqueza visual impresionante.

¿El arte especula futuros que aún no son posibles? ¿Orienta nuevas líneas de investigación? Formas de expresión como la danza, la pintura o el arte digital, ¿tienen o han tenido un efecto similar al de la ciencia ficción?

Si, sin duda, y esto se está sistematizando cada vez más. Un ejemplo en el campo de la danza, es el trabajo del coreógrafo Wayne McGregor, quien ha entrenado una red neuronal con un vasto archivo audiovisual de danza, el cual ha sido procesado haciendo aportes tanto a posibles nuevas coreografías como a una representación más completa del cuerpo humano a nivel computacional.

¿Cómo se beneficia la sociedad de las intersecciones de arte, ciencia y tecnología?

La sociedad se beneficia de una manera clara, dado que se visibilizan debates y problemas ahí donde no parece haberlos, se fortalece la idea de la interconexión del conocimiento y de la importancia de la creatividad y la crítica en cualquier estado de desarrollo de la sociedad.

En el futuro, ¿el arte será digital?

Existe ya desde hace varias décadas una rama del arte que es digital, pero no creo que el arte digital vaya a reemplazar al arte que no lo es, más bien se trata de un fenómeno de coexistencia. En este sentido, lo más importante desde mi punto de vista es que las fronteras entre lo digital y lo analógico van a ser cada vez más difíciles de determinar y entramos en una realidad mixta de características sin precedentes de la cual no sabemos mucho, que está en construcción y en la cual el arte será muy necesario.

¿Y virtual?

Podemos mencionar una serie de proyectos artísticos que trabajan con la realidad virtual, pero con el advenimiento de la popularización a gran escala de este tipo de plataformas como el Metaverso, nos estamos enfrentando a entender que la virtualidad está presente en muchos aspectos de cómo nuestro cerebro y sistema nervioso construyen una imagen del mundo a partir de una serie de estímulos del exterior. Vilém Flusser hablaba de virtualidades, unas técnicas y otras naturales por así decirlo.

¿Llegará un día en que la inteligencia artificial tomará el relevo al arte humano?

Este es un dominio especulativo, no podemos decir a ciencia cierta qué va a pasar. No obstante, lo que sería ideal que pasara es que el arte juegue un papel importante en la implementación de la inteligencia artificial en la sociedad, que contribuya a darle sentido, a cuestionarla y a explorar sus dimensiones estéticas y éticas.

Pronto iniciarás una nueva aventura en Barcelona, como profesor en la UOC. ¿Qué esperas de esta etapa?

Primero que todo, espero aprender del equipo con el que voy a trabajar, aprender de la cultura artística y de la cultural local, aprender catalán y estar atento a dónde puedo hacer aportes, porque la idea es esa: aportar.