"No podemos tener vocación de lo que no conocemos"

Susana Navarro
03/02/2022 - 18:02 h - Educación y estudios Octavi Planells

Formada en Pedagogía y especializada en las nuevas tecnologías aplicadas en el ámbito educativo, Susana Navarro es la referente de los programas educativos en los ámbitos STEAM (de las siglas inglesas Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) y de sostenibilidad en el Consorcio de educación de Barcelona (CEB).

Con ella hablamos de la necesidad del enfoque STEAM en las aulas, de la transversalidad de estos conocimientos, de vocaciones en materias científicas y tecnológicas, y de algunas colaboraciones del CEB con Barcelona Ciencia y Universidades, entre otros temas.

Al principio se hablaba de STEM. ¿Por qué se ha acabado añadiendo la A, de arte, en sus siglas?

Creo que añadir la A permite “coser” la relación entre los distintos ámbitos. El arte puede aparecer tanto en el proceso como en el resultado final, si es que existe. Por ejemplo, en el método científico partimos de preguntas para llegar a establecer una hipótesis. Si introducimos disciplinas como el teatro, el dibujo o la plástica seguro que llegamos a hacernos preguntas (y respuestas) que, de forma racional, no hubiéramos hecho de inicio. Es una forma también de acercar más la parte emocional y esto permite atraer al alumnado de diferentes perfiles.

La A también se entiende como diseño, por ejemplo, de un producto final. La fabricación digital es el mejor ejemplo para entenderlo: damos respuesta a una necesidad construyéndola de cero. Partimos de preguntas como “¿para qué?”, “¿por qué?”, “¿para quién?”, “¿cómo lo haremos?”… Pero también necesitamos poner la visión estética: “¿cómo quiero que sea mi objeto? ”.

¿En qué consiste el programa STEAMcat?

El programa STEAMcat es un programa de alta intensidad que acompaña al profesorado durante tres años a reflexionar sobre metodologías innovadoras y que pretende acercar la ciencia al centro educativo de una forma real. Es un cambio de paradigma en cuanto a claustro, que impacta directamente al alumnado.

Los currículos escolares contemplan ya asignaturas científicas y tecnológicas. ¿Qué aporta un programa como el STEAMcat para el alumnado y profesorado?

Aporta aprender y enseñar desde la globalidad, que es cómo está estructurado el mundo.

Por ejemplo, el otro día mi hijo estaba confinado en casa y estaba reunido con compañeros decidiendo cómo debían construir una mano biónica. En una hora hizo matemáticas, programación, ciencia, lengua, sostenibilidad, dibujo… y trabajó competencias como el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la adaptación al cambio, la creatividad… Esto es lo que aporta un programa como el STEAMcat o similares: empoderar a la persona docente para acompañar estos procesos.

Ya hay muchos centros que trabajan de esta forma, pero los programas de alta intensidad como el STEAMcat permiten dar un impulso al claustro, ya que no es fácil cambiar de paradigma de un día para otro. La formación y el acompañamiento son clave en este tipo de proyectos.

¿Faltan vocaciones científicas y tecnológicas?

Quizás diría que falta más libertad y conocimiento para despertar vocaciones. No somos conscientes de la herencia cultural que llevamos encima. A una niña le será muy difícil plantearse que puede ser ingeniera si no ha tenido ningún referente cerca durante su infancia y, peor aún, si ha recibido inputs negativos sobre sus capacidades. No podemos tener vocación de lo que no conocemos, por tanto, debemos acercar al máximo la comunidad científica a la escuela y al entorno familiar.

Las estadísticas nos dicen que existe una diferencia enorme entre los chicos y chicas que acceden a estudios científicos y tecnológicos, y las previsiones nos dicen que nos faltarán muchos de estos perfiles en los próximos años, así que debemos incidir para cubrir esta demanda futura.

Pero no solo debemos focalizar las acciones hacia estudios universitarios, sino también hacia ciclos formativos, que tienen la misma o más demanda de estos perfiles.

¿De qué modo los programas STEAM contribuyen a despertar estas vocaciones entre niñas y chicas?

Desde el Consorcio velamos para que los programas que se ofrecen a través de la Convocatoria unificada contemplen este objetivo. Buscamos fórmulas para priorizar a los referentes femeninos e intentamos acercar cada vez más la comunidad científica a los centros educativos. Hay programas específicos que trabajan las vocaciones científicas, como el Inspira STEAM, el Aquí STEAM UPC o las 100tíficas. Debemos dejar que los expertos y expertas entren en el aula y que el alumnado vaya a centros de investigación ya empresas para conocer la práctica real.

Los programas ayudan, pero no son suficientes. Para sostener este “taburete” necesitamos tres patas principales: la escuela, la familia y el entorno laboral. Debemos crear canales para acercar estos tres mundos, incidiendo sobre todo en los entornos más vulnerables. No solo existen diferencias de género, sino también por territorios y por renta familiar. Desde el Consorci ponemos el foco en la igualdad de oportunidades.

¿Has detectado un interés creciente en materias STEAM entre el alumnado femenino durante los últimos años?

Sí, pero los resultados se observan a medio-largo plazo. Creo que empieza a cambiar el autoconcepto de las chicas, sin embargo todavía queda mucho por hacer. En las universidades ya se está notando algo el efecto, aumentando el porcentaje de chicas que acceden a estas carreras.

Hemos detectado que es necesario actuar especialmente en las etapas tempranas, ya que las chicas a los 6 años ya tienen los estereotipos muy interiorizados.

¿Qué casos de éxito destacarías?

Es muy difícil saber qué acciones tienen un impacto alto, así que debemos realizar estudios generalistas a medio-largo plazo, y no tanto de un programa o actividad en concreto.

Para mí, un caso de éxito es que una directora te diga que gracias a programas como el de ciencia ciudadana ha aumentado el número de alumnos (y chicas) en el bachillerato científico. Caso de éxito es también que una chica te diga, después de escuchar a una científica, que nunca se había planteado estudiar ciencia y que la conversación le ha despertado ganas de hacerlo. Caso de éxito es que existan centros que quieran singularizar su proyecto educativo en las STEAM. El Instituto Escuela Rec Comtal, el Instituto Angeleta Ferrer, el Instituto Escuela Coves d’en Cimany o el Instituto Escuela Mirades son algunos ejemplos.

¿Cómo están evolucionando las propuestas STEAM en las escuelas?

En los últimos cursos, el volumen de propuestas educativas STEAM dirigidas a las escuelas aumentó exponencialmente. Desde el CEB vimos la necesidad de ordenar y canalizar la oferta, analizar las necesidades, aprovechar recursos y compartir lenguaje y significados con las diferentes instituciones y administraciones implicadas (Universidades, Barcelona Activa, Bibliotecas, Ateneos de Fabricación , CRPs, diferentes áreas del Ayuntamiento…). Por ello, se decidió realizar un grupo de trabajo con los diferentes agentes, para ir construyendo un mapa de ciudad de propuestas STEAM, a modo de itinerario, con el fin de hacer difusión en los centros educativos.

¿Qué otras acciones impulsadas desde el Consorcio destacarías?

Cabe destacar el Congreso de Ciencia, un programa propio donde el alumnado es el principal protagonista. Solo hace falta escuchar a los niños y niñas el día del Congreso para saber que el programa tiene impacto. Es muy emocionante ver cómo explican, en sus palabras, qué es la ciencia. Para el alumnado es importante que lo que haga tenga relevancia y reconocimiento, y por eso, el año pasado incorporamos a la clausura a científicos y científicas que hicieron un retorno sobre sus investigaciones.

Debemos hablar también del Programa Educativo de Fabricación Digital, que para mí es el programa STEAM por definición, puesto que trabaja de forma globalizada casi todas las materias. Es importante porque se parte de una necesidad real y cercana al alumnado, buscando soluciones a través del ensayo-error e integrando los distintos ámbitos de conocimiento. Esto permite que los niños estén más motivados, comprendan la utilidad de los conocimientos adquiridos y se fomente así un aprendizaje significativo.

Además surgen oportunidades en las que se implica a las familias a través de los Ateneos de Fabricación, con lo que se refuerzan las tres patas del taburete que antes comentaba.

¿Cuáles son las colaboraciones del Consorcio con Barcelona Ciencia y Universidades en estos ámbitos?

La principal iniciativa es el programa de Ciencia Ciudadana en las Escuelas, pero trabajamos juntos en cualquier acción que se dirija a centros educativos. El Plan Barcelona Ciencia es nuestro paraguas y nuestro lema es «ir a la par». Es por eso que nos encontramos a menudo para aterrizar de la mejor manera iniciativas como la Fiesta de la Ciencia, Escolab, Pequeños Talentos Científicos, la Bienal Ciudad y Ciencia… También forman parte del Grupo de investigación STEAM. De todas estas colaboraciones, quiero destacar el día a día entre los compañeros y compañeras de los diferentes departamentos, puesto que hay muy buena sintonía.

¿Cómo valoras la experiencia de la Ciencia Ciudadana en las Escuelas?

Hay un antes y un después de incorporar la ciencia ciudadana a los centros educativos. Hace cuatro o cinco años, casi nadie había oído hablar de ello. Es una iniciativa clave para acercar la ciencia a la ciudadanía porque es ser protagonista de una investigación, es poner caras y romper estereotipos, es hacer ciencia real (metiéndote en un río para tomar muestras, por ejemplo) y esto es un valor muy importante a potenciar. El programa de Ciencia Ciudadana es de los que tienen mayor demanda en el ámbito de investigación, ciencia y tecnología, y los centros siempre quieren repetir.

¿Y en cuanto al programa Escolab?

Poder entrar en un laboratorio o centro de investigación no tiene precio. Tenemos un recurso muy potente en la ciudad, que otros sitios no tienen, y debemos aprovecharlo al máximo. Cuando yo era estudiante nunca fui a visitar unas instalaciones de este tipo, ni ningún científico o científica me explicó cuál era su día a día. Si alguien lo hubiera hecho quizás me hubiera planteado otras cosas. Es vital que el alumnado conozca de primera mano lo que es la ciencia y Escolab nos lo facilita.

¿Cómo has vivido la participación del CEB en grandes eventos como la Bienal Ciudad y Ciencia?

¡La Bienal es un momento mágico donde pasan cosas que no esperas! La ciudadanía tiene la oportunidad de acercarse a referentes internacionales y locales de renombre y somos capaces de romper la rutina para decir: “escuchad, la ciencia forma parte de su vida. ¿Queréis saber cómo?”.

Tuve la oportunidad de ver dos premios Nobel (Ada Yonath y Jerome Friedman) hablando con niños y niñas de primaria. Fue un momento muy especial para todos los que estuvimos allí. Se creó un clima de conversación muy cercano y familiar, y estoy convencida de que habrá muchos chicos y chicas que nunca lo olvidarán.

¿Cómo el enfoque STEAM puede contribuir a enfrentar los retos educativos de hoy?

Creo que el concepto STEAM llegó justamente para reivindicar la necesidad de alinear el aprendizaje que se hace en la escuela con lo que ocurre fuera de ella, que va a un ritmo más rápido. El mundo no está dividido en materias y es por eso que el alumnado de hoy en día aprende de una manera diferente, por tanto, debemos enseñar de una manera diferente.

Parte de los chicos y chicas que estudian actualmente realizarán trabajos que todavía no existen, y prepararlos para esta incertidumbre es un gran reto.