Un circo diminuto para grandes artistas

En Regent Street, una de las calles más populares del West End, el distrito teatral de Londres, había a mediados del siglo XIX un pequeño circo que ofrecía shows de hasta diez horas diarias. Las y los artistas eran tan minúsculos que costaba verlos, pero las proezas que realizaban despertaban la admiración de todo el mundo. Era un Circo de Pulgas como el que se ha instalado esta semana en el BARTS, que ha dado un salto en el tiempo para llevar a la Barcelona del siglo XXI este prodigioso espectáculo victoriano.

El maestro de pista de El domador de puces es Fèlix Brunet, un polifacético creador que combina el arte de los títeres, el humor, el gesto y el ilusionismo en un show teatral basado en aquellas legendarias carpas. Un espectáculo que presenta todos los aparatos y personajes que encontraríamos en un circo clásico –cuerda floja, trapecios, un forzudo, un hombre bala (o una pulga bala), un mago y un faquir. Y, por supuesto, un domador, una pieza fundamental para que todo el engranaje funcione; aunque este domador lo tiene fácil porque cuenta con las mejores pulgas del circuito, entrenadas en el International Flea Center de Londres. ¡Pulgas de categoría!

Con todos estos ingredientes, Brunet cocina una propuesta participativa, sorprendente y original, en la que el público familiar verá lo que no está y oirá lo que no existe. Porque el artista y creador domina la magia de cerca, la cómica o las grandes ilusiones, capaces de hacer posible lo que parecía imposible. Como los ilusionistas que tomaron el relevo a los entrenadores de pulgas, el mago Félix recurre a sus habilidades artísticas para hacernos contemplar a estas acróbatas invisibles.

Preparaos para asistir a una fiesta circense. ¡El domador de puces ya está aquí!