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Fotografía de un grupo de participantes en una visita exprés organizada en El Born CCM

Hostales y tabernas de 1700

Organizan visitas gratuitas de media hora al yacimiento del Born para recrear el ambiente de estos establecimientos de pública concurrencia.

Cada domingo de enero, el Born Centre de Cultura y Memoria organiza tres visitas exprés en catalán, de 30 minutos de duración (a las 17.30, a las 18 y las 18.30 h), sobre los Hostales y tabernas en la Barcelona de 1700.

La victoria militar de Felipe V de Borbón de 1714 supuso el derribo de un millar de casas y edificios para construir la Ciudadela y sus fosos, una fortaleza diseñada para reprimir y controlar a los habitantes de la ciudad. La zona derruida ocupaba un 17 % de la superficie urbana y constituía su verdadero motor económico.

Hasta entonces, el barrio de la Ribera suministraba la mayoría de servicios en el puerto y concentraba tanto el principal mercado de la ciudad como buena parte de las industrias locales. Con la Ciutadella, desaparecieron las curtidurías, los talleres de corderos, el matadero, multitud de pescaderías, decenas de almacenes, así como los molinos de sal o tabaco. También se eliminó el área de las droguerías, hostales y tabernas, trinquetes y huertos regados por la acequia de la Fusina, además de varios conventos, capillas y hospitales que cumplían funciones religiosas y asistenciales.

Las visitas exprés explican cómo era el Born antes de esa operación de castigo: el corazón económico y social de una ciudad portuaria donde tenían lugar todo tipo de actividades y de intercambios mercantiles. Y en medio de este bullicio, habitantes y visitantes necesitaban espacios donde alojarse, comer o distraerse.

En esta ocasión, la actividad versará sobre los hostales y las tabernas documentadas en el área arqueológica. En estos establecimientos se servían únicamente bebidas frías, aceite y sardinas. Sin embargo, no se podían despachar platos cocinados. También estaba prohibida la prostitución, aunque con poca efectividad. La taberna de Gabriel Colomer era una de las pocas que no estaba arrendada a ciudadanos italianos –especialmente, milaneses– y se encontraba situada en la calle del Joc de la Pilota, que debía su nombre a la abundancia de trinquetes: casas y espacios dedicados al juego de pelota (un precedente del tenis), a dados, a cartas, y, sobre todo, a las apuestas.

Las visitas exprés son gratuitas y cada mes tratan un tema distinto.

Fecha de publicación: Lunes, 02 Enero 2023
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