Abstracción minimalista

Hasta el 5 de enero se puede visitar en el Centro de Cultura Contemporánea Piramidón, la exposición individual Repetición en Repetición, del artista residente, desde julio del año pasado, Pol Pintó.

Nacido en Barcelona en 1993, el autor explora las posibilidades infinitas de la acción y cómo esta deja su huella en el mundo. Su producción nace del movimiento y se caracteriza por la abstracción, el minimalismo y la austeridad como extensión de su interés por cuestiones relacionadas con la tensión, el espacio y la búsqueda de lo primario.

Pintó se sirve de objetos poco convencionales –y a menudo aparentemente mundantes– para realizar, a través del contacto o la fricción entre ellos, los trazos expresivos que protagonizan sus obras. De esta forma, su pintura deja poco espacio a la intervención humana y abraza la aleatoriedad implícita a cualquier movimiento.

En este caso utiliza un tiralíneas: un cordel impregnado en tinta mantiene la tensión justa para ser proyectado a gran velocidad como si fuera la cuerda de un arco que se aleja de la mano del artista y, durante una fracción de segundo, justo en el punto preciso del impacto contra la tela, toma vida propia. De este modo, la salpicadura chorreante se convierte en el registro mudo de un instante preciso e irrepetible.

En el cuento La trama, Jorge Luís Borges escribió que “al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías”. Es ese mismo efecto espejo que el artista muestra a través del diálogo entre dípticos replicados. Pintó confronta las piezas con su reflejo, obligando al espectador a cuestionar su percepción.

Por lo que se refiere al plan de la instalación, el artista subvierte la concepción clásica del espacio expositivo, ya que las obras flotan en el centro del local y las paredes actúan como simple continente de un montaje volumétrico. Como si de una sala de espejos se tratara.