La escenografía vital de Èlia Llach

"El viaje interior de una artista que, sin salir de una habitación, desnuda el gesto y la palabra de cualquier tipo de afectaciones para mostrarse, desde las entrañas, a partir de su cara oculta, a partir del silencio". Con estas palabras se explica desde La Virreina Centro de la Imagen la exposición Escrito en el agua, de Èlia Llach, que abre puertas el 28 de junio con una inauguración a las 19 h y estará en la cartelera hasta el 2 de octubre. Comisariada por Frederic Montornés, la muestra la forman más de 700 dibujos presentados en dos estancias, creando como una escenografía vital "pensada para entrar en ella, pero también para acoger la fuerza de un pensamiento que, como el de Kaspar Hauser o de la propia artista, es capaz de pasar del despertar de un gesto o del lenguaje a la incomprensión, el oscurecimiento o el reflejo del silencio más puro", informa también La Virreina Centro de la Imagen.

La exposición se articula a partir de tres citas relacionadas con el agua y la palabra, y el impacto de la obra de teatro Kaspar en la memoria de Llach, el detonante que llevó a la artista a realizar estas creaciones. Kaspar fue escrita por el autor austríaco Peter Handke —Premio Nobel de Literatura hace tres años— en 1967, y es una pieza teatral sobre la sumisión y la destrucción de un joven inocente (Kaspar Hauser) ensuciado por falsos valores sociales. Escrito en el agua está planteada específicamente para los 36 metros cuadrados de la Sala Miserachs de La Virreina Centro de la Imagen.

Èlia Llach nació en Barcelona y es licenciada en Bellas Artes. Sobre el arte de dibujar, dice: "El dibujo no es un fin, sino un medio que se identifica con la esperanza y por tanto está por reinventar: un porvenir de utopía. El dibujo tan solo pretende darnos lo que es: una promesa. Y cuanto más lejano o difícil sea el fin, más próximo a su destino se afirma escapando de lo posible".

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