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El trompetista, obra de Juan Antonio Aguirre realizada en 1980

Retrospectiva de Juan Antonio Aguirre

La galería Miguel Marcos dedica una exposición a uno de los padres de la Nueva Generación de 1967 y uno de los pintores coloristas de los años 80.

Fiel a su compromiso con el arte español de los años 80, la galería Miguel Marcos presenta la exposición retrospectiva Juan Antonio Aguirre: Obras 1968-1980. Se trata de una selección de piezas que permite seguir la evolución artística de un pintor clave en la historia del arte español de vanguardia y que, por primera vez, se exhiben en Barcelona.

Juan Antonio Aguirre (Madrid, 1945-2016) estudió Filosofía y Psicología y asistió a clases de pintura con el valenciano José Manaut Viglietti, discípulo de Joaquín Sorolla, en la Escuela Central de Artes y Oficios. Aguirre fue crítico de arte, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y conservador del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), precursor de la actual Reina Sofía.

En 1965 presentó su primera exposición individual en la Galería Amadís, de la que fue nombrado director poco tiempo después. Esto le permitió promocionar a jóvenes artistas del momento que se convertirían en grandes nombres del arte español como Luis Gordillo, Elena Asíns, García Ramos, Barbadillo, Jordi Tejedor, José M. Yturralde, Alexanco, Julio Plaza y él mismo, con los que formó el grupo Nueva Generación, que propició una ruptura con el informalismo imperante existente entonces y dando inicio al Pop español.

Sus primeras obras presentan connotaciones naíf, junto a algunas series de carácter abstracto. Siempre basándose en la figuración, su pintura evolucionó hacia la inflexibilidad compositiva del neoconstructivismo, lo que fomentó el uso de formas indefinidas y un carácter y estilo dominado por el color que recuerda a Pierre Bonnard, Henri Matisse y Edvard Munch.

En sus obras predomina la naturaleza muerta, que es un reflejo de la plasticidad de sus paisajes interiores y de su atención a temas más triviales. Para él, cualquier imagen le servía de punto de partida para empezar un cuadro, especialmente si ésta reproduce momentos emocionalmente intensos, razón por la que recurre a menudo a escenas y episodios vividos. Al final del proceso, la imagen resultante poco tiene que ver con su precursora, ya que la importancia del motivo decrece en beneficio del poder envolvente del color.

Fecha de publicación: Viernes, 24 Diciembre 2021
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