Reconocimiento a la contracultura de la década de los 70

El cantante Pau Riba sigue a día de hoy en activo; el festival Canet Rock renació hace unos años y cada julio miles de adolescentes y jóvenes van a la comarca del Maresme para vibrar con las actuaciones de los grupos de más éxito de nuestro país; y en la antigua sala Zeleste todavía se pueden ver conciertos, si bien hace tiempo que en la fachada luce la palabra Razzmatazz. Ahora bien, si os preguntamos con qué década asociaríais al cantante, al festival y a la sala que hemos citado, es probable que contestéis que con la de los 70. Y, además, los tres forman o formaban parte de lo que se bautizó como la contracultura o el underground. Precisamente El Underground y la contracultura de los 70: un reconocimiento es el título de la exposición que, ideada y comisariada por Pepe Ribas, cofundador de la revista Ajoblanco, se puede visitar en el Palau Robert hasta marzo y que supone una mirada exhaustiva y hasta ahora inédita a los protagonistas y a los movimientos sociales y culturales de una época determinada y trascendental.

El comisario considera que en aquella década se vivieron "unos años de creatividad desbordante, sin cánones impuestos, vividos al margen de prebendas, partidos e instituciones. Las incoherencias del régimen franquista en su decadencia, la persecución centrada en los partidos políticos marxistas e independentistas, y la distancia geográfica que nos alejaba del centro neurálgico de poder, hicieron posibles unas grietas por las que se coló una parte de la juventud inquieta y conectada con las corrientes contraculturales que llegaban de fuera del país". La exposición, con cientos de fotografías y piezas, se divide en diferentes espacios temáticos, y quien la visite encuentra documentada desde la irrupción de las comunas, el feminismo y la ecología, hasta las artes de vanguardia y los fanzines.

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