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Detalle de la parte inferior de la túnica de seda de Cassandra, obra de Kima Guitart

Sedas manchadas de sangre para reivindicar a Cassandra

Kima Guitart expone esculturas y murales textiles en la galería H2O; creaciones transgresoras que beben de las técnicas tradicionales chinas y japonesas.

La galería H2O acoge hasta el 11 de febrero la exposición Cassandra. La palabra como arma de libertad, de Kima Guitart. La muestra es el resultado de la lectura del libro Cassandra, de Christa Wolf. La autora alemana lo escribió en 1983, como metáfora de la represión, la censura y la infrarrepresentación de las voces femeninas en el mundo de la literatura. La narración de Cassandra, que se presenta como un monólogo interno, es paralela a la experiencia personal de Wolf como ciudadana de la Alemania del Este durante la Guerra Fría: un estado policial parecido a la Troya de Eumelo.

Según la mitología, la profetesa fue asesinada por orden de Clitemnestra, reina de Micenas. Como dice la medievalista Victoria Cirlot en Sedas de sangre, “las sedas guardan la sangre. Como siempre, es la sangre de un sacrificio, de un asesinato. En ocasiones sacrificio y asesinato se confunden, en realidad, casi siempre”.

Con todos estos elementos sobre la mesa, Guitart ha querido destacar “la soledad de un personaje mítico frente a la muerte. Y también la falta de reconocimiento público del discurso femenino, de las mujeres no escuchadas, declaradas locas o brujas por decir lo que nadie quería escuchar”. Dentro de su obra, la seda es su materia habitual. La suavidad, ligereza y transparencia de este tejido contrastan inmensamente con el rojo de la sangre, que no puede ni quiere desprenderse de la violencia del ritual.

El artista empezó a pintar la túnica de Cassandra en 2019. “Poco después llegó el confinamiento y el dolor y la tragedia de lo que estaba pintando se sumaron pérdidas y dramas personales tan importantes que tuve que parar, estaba completamente bloqueada. Después de un tiempo de duelo y reflexión, retomé el proyecto y ahora que está terminado necesito la mirada del otro. Necesito exponerlo para cerrar el círculo”, confiesa.

Además de una túnica “a la medida del mito”, la exposición muestra sedas murales, esculturas textiles y, por primera vez, también fotografías de algunos fragmentos de las obras. Guitart aprendió las estrictas técnicas tradicionales chinas y japonesas de pintura sobre seda en los talleres de Kioto, además de Barcelona, Florencia, ​​París y Nueva York. “Mi primer objetivo –explica– fue interiorizar la técnica y hacermela mía para poder transgredirla después. Me interesaba el valor etnográfico, pero quería conseguir resultados contemporáneos y encontrar un lenguaje gestual propio”.

Fecha de publicación: Jueves, 13 Enero 2022
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