Significantes culturales en conflicto

Hasta el 18 de julio se puede visitar en la Galería Senda la exposición Back To One, de Anthony Goicolea. Es la cuarta vez que este artista residente en Nueva York exhibe su obra en este espacio después de presentar Domesticated (2012) y Simulacrum (2016). El año pasado, el autor estuvo presente a través del Loop Festival con la pieza audiovisual Don't Make A Scene, que mostraba el retrato de un artista en cuarentena.

Durante su carrera, Anthony Goicolea ha combinado la naturaleza, los elementos arquitectónicos y el cuerpo humano para explorar temáticas como la sexualidad, la identidad, la memoria y la nostalgia. A su juicio, su trabajo “es una reacción visceral a toda una vida navegando por los límites codificados que existen entre culturas, géneros, edades y tradiciones”.

Descendiente de inmigrantes cubanos, nació en 1971 en Atlanta. "Crecer cubano, gay y católico en el sur profundo forjó mi conciencia de las construcciones sociales", asegura. Por eso pinta escenarios ficticios a través de la lente de su historia personal y familiar.

Sus pinturas son retratos conmovedores y cinematográficos que mezclan significantes culturales extraídos del folclore, mitología, religión y cuentos de hadas para trazar paralelos entre el pasado y el presente. “Me inclino –explica– por escenarios que se centran en la figura atrapada en un estado intermedio de transición entre la familiaridad y el mundo onírico”, lo que desafía a una interpretación clara y hace pensar al espectador.

Muchas de las figuras aparecen representadas con cuerpos andróginos y miradas inexpresivas en momentos de relajamiento o tedio, con colores ácidos y una espesa confusión de capas de pintura. Todo ello adquiere un aire poderoso y al mismo tiempo intrigante. El resultado es fruto de una visión cíclica de la realidad, como las concomitancias existentes entre la aparición del SIDA y la pandemia de la Covid-19, las crisis de los refugiados de su adolescencia y el movimiento antimigratorio actual en Estados Unidos, o entre las guerras culturales de la era del presidente Ronald Reagan y la pujanza de la derecha trumpista. “Mis pinturas –dice– abordan estos recuerdos turbios de la infancia”. Como actores hastiados de otra época, sus personajes reflejan el pasado y muestran una mirada exhausta ante los paralelos históricos que dan pie a la repetición de los acontecimientos.