Un arte a punto de romperse

Hasta el 2 de septiembre puede visitarse en la Galería Zielinsky la exposición Glitched Space, de Guillermo García Cruz (Montevideo, 1988).

La muestra reúne la producción reciente del artista uruguayo, que ha sido creada en dos momentos: con ocasión de su primera estancia en Barcelona, ​​durante la segunda mitad de 2021, y en los meses previos a su inauguración, en la que García Cruz dedicó la residencia Piramidón a desarrollar el proyecto.

Glitched Space se enmarca dentro del programa Art Nou y presenta una serie de pinturas y esculturas que juegan con el legado formal dejado por el concretismo latinoamericano, con reminiscencias de la serie Planos em Superfície Modulada, de Lygia Clark, y de la producción del movimiento MADI la década de 1940 en Argentina y Uruguay. Según sus impulsores, la pintura no debía estar condicionada por el lienzo rectangular, sino que la forma del soporte debía seguir la estructura de la pintura.

Estas referencias históricas sirven para establecer las semejanzas y diferencias que propone García Cruz, que bascula entre un acercamiento a la herencia constructivista y un intento de ruptura que se concreta en la estructura de la propia obra. Este colapso en el interior del objeto se expresa a través de piezas que están siempre a punto de separarse, multiplicarse y buscar una vida propia mediante la fragmentación hacia el espacio circundante.

Conceptualmente, este acto de ruptura está relacionado con el fracaso de los proyectos de modernidad en el contexto latinoamericano, así como con el momento actual de desorientación y de cambios a escala global. Por eso, el autor considera esta producción como un intento de confundir la percepción del espectador en relación al plano de la obra y provocar “un efecto de ruido, como un error temporal o un glitch”, un término que se utiliza, con este significado, en el lenguaje informático.