Un momento único en el monasterio de Pedralbes
Con la llegada del verano, el claustro abre sus puertas cada martes y viernes al atardecer para poder disfrutar de su belleza y calma.
Se conoce con el nombre de "la hora mágica" ese momento del día que va desde la puesta de sol hasta la oscuridad total. Es una franja temporal muy conocida, y buscada, en el mundo de la fotografía, ya que la luz que hay ese rato es la mejor para tomar imágenes. El Real Monasterio de Santa María de Pedralbes cogió este nombre, La hora mágica, para bautizar una actividad que ya ha propuesto otros veranos y que es tan sencilla, y al mismo tiempo tan cautivadora, como abrir las puertas del claustro dos días a la semana —martes y viernes— a partir de las 18 h y hasta las 21 h y dejar que los que entren contemplen el espacio gótico en los momentos del día en el que es más bonito por la luz que hay. Además, el lugar también es un lugar magnífico para buscar calma, armonía y serenidad. Eso sí: el único sitio abierto al público durante La hora mágica es el claustro; para visitar las salas anexas y las exposiciones es necesario buscar otros momentos.
El monasterio lo fundó en 1327 la reina Elisenda de Moncada con el apoyo de su marido, el rey Jaime II. El claustro, de tres plantas y uno de los ejemplos más espaciosos y armónicos del gótico catalán, es su elemento central, alrededor del cual se distribuyen las estancias principales del monasterio, como la sala capitular, la abadía, el refectorio o el dormidero. Las dos galerías inferiores tienen 26 columnas a cada lado hechas con piedra nummulítica —piedra calcárea con restos fósiles— procedente de Girona. El tercer piso se levantó con posterioridad a modo de buhardilla. Los capiteles aguantan arcos ojivales y están decorados con hojas estilizadas y escudos. Sin duda, un conjunto muy fotográfico, especialmente en la hora mágica.
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