Aran Rodríguez retrata el orgullo de las comunidades ‘ribeirinhas’ de Brasil

Aran Rodríguez (Barcelona, 1989) es un fotógrafo y reportero gráfico licenciado en Filosofía que centra su trabajo de autor en la fotografía documental y en la narrativa visual. Su interés por las cuestiones sociales y ambientales lo llevó dos años a Brasil, donde se involucró en un proyecto de sensibilización sobre el medio destinado a niños y chavales desfavorecidos de la ciudad de Abaetetuba y donde realizó varios documentales independientes y otro en colaboración con la Universidad Federal de Pará.

Este estado se encuentra al norte del país. Predomina la selva tropical, que cada vez ve más amenazada su extensión y biodiversidad. El topónimo Pará es en realidad un hidrónimo, ya que proviene del idioma tupí y significa “río-mar”. Además del río que le da nombre, la región es atravesada por el gran Amazonas y otros cursos com el Tapajós, el Tocantins o el Jari. “Aquí, todo es río”, constata el autor. Hasta el punto de que el agua define e impregna la vida y carácter de sus habitantes, que tienen con ella un vínculo ancestral.

Durante su estancia, Rodríguez convivió largos periodos con distintas comunidades fluviales o ribeirinhas que atesoran una gran diversidad étnica: poblaciones indígenas, mestizas y descendientes de esclavos africanos (quilombolas o cimarrones). La exposición aporta la riqueza visual y expresiva de las intrahistorias humanas aceacidas y captadas fruto de esta interacción.

Además de su valor testimonial, recompensado con uno de los premios del visionado de portafolios Sigma 2020, el proyecto tiene un importante componente antropológico y de denuncia, a todos los niveles. Contrapone la pluralidad de identidades que hay sobre el terreno con el discurso oficial, de corte colonialista y supremacista. Contrasta la vida local autosuficiente con la depredación y la explotación privada de los recursos naturales. Y confronta el vínculo emocional con el río de los lugareños con la destrucción de su hábitat y la reubicación forzosa en el ámbito urbano.  

Si queréis visitar Gente Rio, daos prisa: tenéis tiempo hasta el 10 de agosto. Antes podéis echar un vistazo en la web de la Nau Bostik.