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Un momento de la representación con una actriz bañada en luz azul

Robert Wilson por partida doble

El artista presenta una producción en el Liceu, pero también muestra sus dibujos en la Galería Senda.

Uno de los directores de escena más vanguardistas y reconocidos en el teatro y la ópera es estos días protagonista absoluto en Barcelona. Y no solo porque hasta el 26 de marzo podamos ver en el Gran Teatre de la Rambla su puesta en escena espectacular de El Mesías, de Händel, sino que, hasta el mismo día, en la Galería Senda, muestra The Messiah, una selección de las obras plásticas creadas para dar forma a la producción del Liceu.

Nacido en Waco, Texas, en 1941 Robert Wilson es uno de los directores de escena y dramaturgos más aplaudidos, pero siempre ha tenido un pie en el mundo de las artes plásticas, lo que se hace notar en cada una de sus producciones. De ahí que, para dar forma a su concepción de El Mesías que vemos estos días, haya creado unas obras en un blanco y negro especialmente sutiles que van desde la abstracción al esbozo detallado. Las verás todas en The Messiah (Der Messias), la muestra de la Galería Senda.

Pero si quieres saber para qué Wilson creó todas estas imágenes... tendrás que venir al Liceu, donde te encontrarás con una versión de la obra de Händel, que siempre ha sido considerada y tratada como una creación de raíces cristianas, pero que Wilson aborda, en cambio, como si fuera un viaje espiritual.

La versión que veremos en escena en Barcelona se vio por vez primera en la Mozartwoche de Salzburgo en 2020 y toma como punto de partida la versión en alemán de la misma obra que hizo Wolfgang Amadeus Mozart a petición de uno de sus mecenas, Gottfried van Swieten, y que incluye cambios importantes respecto al original.

Un genio, pues, toma como base la adaptación de otro genio... sobre la obra de un tercer genio. Si tienes esto en cuenta, no dejarás pasar la oportunidad de ver El Mesías de Händel o, como dice Robert Wilson, El Mesías, de Mozart. Adapta a escena un oratorio, un tipo de composición que, por definición, nunca se escenifica. Y con la libertad que le da ese hecho y con una obra sin acción ni historia que deja mucho margen a la interpretación, Wilson crea marcos escenográficos estáticos con una iluminación que rodea a los personajes. Los cantantes, vestidos con ropas de tonos grises, pero bañados en una luz de tipo celestial, realizan en escena unas acciones que parecen arbitrarias y que tienen la finalidad de aportar movimiento, pero sin distraer del auténtico protagonismo, que corresponde a la música.

Si no te quieres perder el genio, escenográfico y plástico, de Robert Wilson, ven antes del 26 de marzo al Gran Teatre del Liceu y a la Galería Senda.

 

Fecha de publicación: Viernes, 22 marzo 2024
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