Fotografía i paisajismo zen

Hasta el 6 de mayo puede visitarse en la Sala Parés la exposición de fotografía El paisaje del sentimiento, de Michael Kenna. El artista británico es conocido sobre todo por sus paisajes inusuales en blanco y negro, caracterizados por una luz etérea que consigue fotografiando al amanecer o por la noche con exposiciones de hasta 10 horas. Sus fotos se centran en la interacción entre la condición atmosférica efímera del paisaje natural y las estructuras hechas por el hombre y la masa escultórica.

El artista nunca se ha preocupado por las modas ni por los dictados del mercado, sino que ha seguido siempre su lógica y su instinto. Este hecho no le ha impedido —más bien lo contrario— ser internacionalmente reconocido, apreciado, expuesto, publicado y coleccionado. Sus trabajos forman parte de las colecciones permanentes de la Bibliothèque Nationale de París, la National Gallery of Art de Washington, el Museo Metropolitano de Fotografía de Tokio y el Victoria and Albert Museum de Londres, entre otros.

Durante más de 50 años, Michael Kenna ha recorrido el mundo, más que para descubrirlo, para fotografiarlo y para incorporar un sitio u otro en su universo particular. Durante este tiempo ha publicado numerosos libros, cuyos temas van desde los canales de Venecia a las pirámides mayas, y desde la isla de Pascua a la de Hokkaido, en Japón.

Sus imágenes, mayoritariamente plácidas, transmiten una sensación de calma y paz espiritual gracias a la tirada de sales de plata que positiva él mismo y que aprendió de Ruth Bernhard, con quien trabajó como impresor durante ocho años en San Francisco, entre 1977 y 1985.

Según Alain D’Hooghe, Michael Kenna no es un fotógrafo documentalista, sino más bien un romántico, ya que “no nos muestra lo que ha visto o que nosotros podríamos ver in situ”. Gracias a las largas exposiciones, el autor se asegura de que la película registre todo tipo de fenómenos naturales imperceptibles a simple vista, como el paso de las nubes o la trayectoria de las estrellas.

Si a todo esto añadimos el trabajo manual en el laboratorio y el gusto del autor por el minimalismo a través de una depuración radical de la escala de grises concluiremos que sus fotografías son más bien impresiones, fruto de un sentimiento y una vivencia personal.