Acerca de Àlex Mitrani

Profesor en EINA, Centre Universitari de Disseny i Art

Sin miedo: el estallido de la creación gráfica

Por tradición, Barcelona es un lugar atractivo para los diseñadores, y tiene escuelas y centros universitarios de prestigio. La modernidad atrae a la modernidad, pero el aparato empresarial debe poder consolidarlos. La combinación de precariedad y estímulos lleva a redefinir la profesión y las maneras de hacer, tal como demuestran Alex Trochut, Marta Altés y Ariadna Serrahima.


“Lo que quiero es ser un agente activo”, afirma Ariadna Serrahima (Barcelona, 1984), y nada parece definirla mejor que la acción y la colaboración. Acabados sus estudios en Central Saint Martins, en Londres, realiza una breve estancia en Nueva York y vuelve a Barcelona, hace unos siete años. Aquí, su carrera se acelera y toma una dirección determinada y divergente, construida sobre dos pilares: la actividad artística ligada a la creación contemporánea más avanzada y el empuje de proyectos colaborativos, de matriz crítica y activista. Se presenta para realizar una publicación en la Sala d’Art Jove de la Generalitat, pero acaba realizando una exposición. En la multiplicación actual de formatos del arte, donde la dimensión comunicativa y narrativa a menudo es fundamental, el diseño gráfico entendido como contribución semiótica desempeña un papel clave.

Ariadna Serrahima es un torrente de entusiasmo y de proyectos, concretados. El valor del colectivo es esencial en las nuevas estrategias de todo tipo de creadores y agentes críticos en un entorno mercantilizado. Es un aprendizaje y un modelo: “Hay que ser rápido y saberse adaptar para trabajar colectivamente”. Serrahima es una de las fundadoras de la asociación cultural L’Automàtica (www.lautomatica.org), una imprenta de tipografía letterpress con máquinas tradicionales (unas preciosas Heidelberg y Minerva), condenada al cierre pero recuperada en 2011 por un grupo de jóvenes que la autogestionan y que incorporan al impresor que la regía siguiendo la tradición familiar. La aventura coincide con el 15-M y una implicación militante que se concreta gráficamente con Dinou (www.dinou.net), “publicación irregular” que informa y despierta con simplicidad contundente. En L’Automàtica germina Munt (www.munt.net), editora de música experimental.

Ariadna Serrahima demuestra cómo la nueva generación tiene una relación desprovista de prejuicios con el oficio tradicional y el analógico. Se aleja del profesional de estudio y se acerca al terreno de la producción que le permite tomar decisiones y conducir su trabajo de manera completa. Ha realizado numerosos diseños de catálogos y libros de artista para otros, pero en paralelo desarrolla un constante trabajo experimental propio, con publicaciones en las que transgrede técnicas y ensaya una poética fotográfica entre el ruido y el silencio. No es extraño, pues, que se oriente también a la edición, con su proyecto personal IF Publicacions (www.if-publicacions.org).

Fábulas contemporáneas

Uno de los terrenos en los que el libro de papel parece tener mejor salud es el del libro infantil. Hemos visto crecer las secciones que le están dedicadas en las grandes librerías, entre las obras de arte o de filosofía. El Festival de Literaturas y Artes Infantil y Juvenil, Flic (www.flicfestival.com), ya va por su sexta edición. El éxito de los libros de Marta Altés (Barcelona, 1982) es un excelente ejemplo de este auge y este encanto. Estudió en EINA y en la Cambridge School of Arts. Desde 2011 vive en Londres y ha orientado su obra hacia la literatura infantil ilustrada, pese a mantener vínculos profesionales con Barcelona. Escribe y dibuja sus libros, publicados por Macmillan y, en Cataluña, por la innovadora editorial Blackie Books. Han sido traducidos a numerosas lenguas, lo que nos plantea la cuestión de su posible universalidad.

A pesar de que en Cataluña hay una tradición importantísima, que viene de Lola Anglada y pasa por Pilarín Bayés y Roser Capdevila, los referentes de Marta Altés parecen otros, quizás Schulz y, sobre todo, Sempé. La simplicidad de las historias y la claridad del dibujo son requisitos de su género, a menudo no suficientemente valorados en su dificultad. El resultado son unas fábulas contemporáneas que, con costumbrismo tiernamente irónico, reflejan la inquietud y los anhelos del niño de hoy. Desordenados, creativos o neuróticos, los protagonistas –niño o animal humanizado– manifiestan el deseo de naturalidad y libertad que se quiere para el niño emocionalmente equilibrado desde una perspectiva moderna en la que no se pretende adiestrarlo. La rebelión y el juego son celebrados y reivindicados como quien no quiere la cosa. El protagonista de Sóc un artista dice: “No puedo parar de crear. Todo me inspira”. Esta joya elemental, esta felicidad inmediata, se transmite con el dibujo, de un esquematismo sólido y ligero, amable y moderno, que se hace atractivo tanto para los niños como para los padres, que, respondiendo a la dinámica lectora de sus hijos, tendrán que leer los libros una y otra vez.

Un estilo dentro de la divergencia y la complejidad

En boca de todos está uno de los casos de más éxito, el de Alex Trochut (Barcelona, 1981). Después de sus estudios en Elisava y una breve estancia en Berlín, su carrera internacional ha sido meteórica, con un éxito fenomenal. Actualmente, Alex Trochut trabaja entre Nueva York y Barcelona, pero sus clientes proceden de todo el mundo y es invitado habitual de universidades y escuelas para presentar sus proyectos y hablar de su trabajo.

Intenta mantener la libertad en su trabajo y elaborar un estilo propio, que son los valores por los que se le solicita, pero no es un creador que se abstraiga del mercado. Trochut tiene clientes. Ha trabajado aquí para la Damm, por ejemplo, pero también con multinacionales como Coca-Cola, Nike o British Airways. Ha diseñado la cubierta del álbum Rolled Gold +, de los Rolling Stones; su letra caracoleante encaja de lleno con el título y el grupo. En 2011 publica More is More, un libro que recoge trabajos, influencias y referentes, inspiraciones, que nos muestran y demuestran las cualidades del diseñador gráfico de hoy, en la cultura hipervisual de internet. Trochut tiene que luchar contra su fama y parece que de momento se las arregla muy bien.

Se dice a menudo que Alex Trochut es un diseñador, un dibujante, barroco. Tal vez lo que es barroco es la época. En cualquier caso, el minimalismo y sus elegancias son ya un lugar común más bien conservador. La única salida inteligente y auténticamente ligada con la sensibilidad contemporánea es el eclecticismo. Trochut ha encontrado un estilo dentro de la divergencia y la complejidad, y eso lo diferencia del artista y su discurso de la coherencia puritana. El diseñador gráfico, pese a trabajar a menudo por encargo, o quizás por eso mismo, puede llegar a ser más libre y sugerente que el artista.

Trochut se caracteriza por su escritura serpenteante, sinuosa (ondulada) y nudosa (articulada), laberíntica como la red y compleja como la realidad virtual. Son también identificadores de su poética o manera las salpicaduras, la escritura o la mancha líquida, orgánica pero a menudo de aspecto limpio y artificial. Hay algo del dripping de Pollock, de la brillantez seductora del pop (pensamos sobre todo en Ed Ruscha). En su estilo hay elementos del grafiti y del arte urbano y, a la vez, una sofisticación culta y publicitaria. Trochut tiene un estilo, posee un vínculo con el oficio y está conectado con la vibrante condición efímera de la publicidad. Nos deja vislumbrar la posibilidad de un diseño más allá de la moda y la contingencia, que toca el espíritu de los tiempos.