El proyecto ZOOXXI nace de los anhelos de personas anónimas –activistas, animalistas, universitarios, científicos y educadores– que cuestionan el modelo de los parques zoológicos como herederos de una tradición de dominación de los humanos sobre el resto de las especies.

Una imagen del Parque Zoológico actual, un modelo a superar.
Foto: Pere Virgili

Los parques zoológicos nacieron hace seis mil años, cuando los emperadores demostraban con animales exóticos la existencia y la dominación de nuevos territorios. En la actualidad, la retórica de los zoos justifica el hecho de exhibir a los animales en un entorno estructurado como centro de ocio por la necesidad de conseguir ingresos económicos para desarrollar las labores que se han fijado como objetivos: la investigación, la conservación y la educación.

Pues bien, el hecho de tener en un mismo espacio fauna de especies de muy diversas zonas climáticas, con recreaciones de sus hábitats, siempre insuficientes, no es tan solo un error histórico y un anacronismo. La ciencia ha demostrado, por un lado, que genera sufrimiento en los individuos que están encerrados en él, y, además, que el impacto de esta estrategia en la conservación de las especies amenazadas es pequeñísimo, en tanto que no incide en la conservación de su hábitat, con tasas bajísimas de éxito en la reintroducción. Y es un hecho que de su visita no salen necesariamente ciudadanos más educados ni informados.

Desde el año 2012, a raíz de la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, el mundo científico reconoce que los animales no humanos tienen emociones complejas y conciencia de su propia existencia. En los zoos los animales cautivos no desarrollan sus conductas naturales, como explorar territorios o desplazarse grandes distancias, y sufren enfermedades que no existen en poblaciones de la misma especie en libertad.

Muchas de las personas que desde hace ocho años trabajan en la propuesta ZOOXXI, bajo el paraguas de la asociación animalista Libera! y la Fundación Franz Weber, son las mismas que, tiempo atrás, a las puertas del Zoo, pedían el cierre del parque. ZOOXXI surge de la evolución de la idea del cierre, pues se ha visto que no beneficiaría a los animales que viven él, que no podrían ser reintroducidos en la naturaleza, ni tampoco llevaría a un cambio de modelo.

Febrero de 1931: la asociación L’Arca de Noè, formada por personas con apellidos relacionados con el reino animal, celebra su fiesta anual con una visita al Parque Zoológico. En la imagen, con la elefanta Júlia, que fue la estrella del Zoo barcelonés desde 1915 hasta su muerte por hambre durante la Guerra Civil.
Foto: Arxiu Josep Maria Sagarra i Plana

Hace falta un cambio de paradigma: hacer de esta institución un espacio de protección de los derechos de los animales, un agente de conservación de los hábitats cuya presencia enorgullezca a los residentes de la ciudad que lo alberga. El cambio, gradual y progresivo, tiene por objetivo a largo plazo que los zoos se conviertan en centros de rescate y rehabilitación de fauna local; que la conservación se realice en el hábitat natural de los animales, y que, en la ciudad, el zoo exhiba esta acción de conservación con las tecnologías inmersivas más avanzadas: productos de realidad aumentada y contenido educativo audiovisual interactivo.

Paralelamente, se propone la creación de una red internacional de zoológicos que se comprometan a preservar un hábitat e intercambien contenidos en lugar de individuos, como poderosísima estrategia ambiental de protección de la naturaleza, elemento de autosostenibilidad económica y herramienta educativa y científica, y todo ello poniendo el foco no solo en la especie, sino también en el individuo.

El último paso de la campaña será la movilización: conseguir catorze mil firmas para dar trámite a la iniciativa ciudadana de lanzamiento del proyecto. Toda persona mayor de dieciséis años y empadronada en Barcelona podrá firmar la iniciativa. Esta fase concluirá el día en que la iniciativa se vote en el pleno del Ayuntamiento.

Cataluña ya es un referente mundial por la abolición de las corridas de toros en 2010 y por la prohibición del uso de animales salvajes en circos en 2015. Ahora, Barcelona, que se ha ganado un merecido prestigio por las políticas públicas de protección de los animales, puede ser pionera en la aplicación de ZOOXXI, un modelo proyectado con vocación internacional.