Acerca de Mònica López Pérez

Periodista

La pasión cuántica de Sònia Fernández-Vidal

Sònia Fernández Vidal

© Pere Virgili
Sònia Fernández Vidal

Como le pasó a Einstein, Sònia Fernández-Vidal empezó en la física cuántica porque no sabía que fuera difícil. Tampoco pensó en su momento que fuera imposible llegar a investigar en el CERN (el templo de la investigación en física de partículas). Con 34 años de edad, ha investigado en el CERN (Ginebra), en Los Alamos (EE. UU.) y en el Instituto de Ciencias Fotónicas (Castelldefels, área de Barcelona), y ha sido profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona. Y, por si no fuera suficiente, ha escrito dos libros que han sido éxito de ventas, en los que ha mezclado la ciencia, la divulgación, la fantasía y el amor.

Su padre es profesor de Filosofía e Historia, pero ella eligió las ciencias desde muy pequeña. Soñaba con ser científica e irse a la Antártida a investigar. Descubrió la física mientras hacía secundaria, en el instituto, y supo que aquello era lo que necesitaba para entender cómo funciona la gran máquina, el Universo. En la universidad se encontró cara a cara con la mecánica cuántica, que la cautivó de inmediato. A pesar de todo, reconoce que, a diferencia de otros tipos de investigación, la cuántica es muy abstracta y teórica. A menudo puede hacerse con un papel y un lápiz. “Las matemáticas son nuestro idioma y nuestra guía en este territorio desconocido donde a menudo entramos. A veces somos exploradores, porque llegamos a terrenos donde nadie ha estado antes”, explica.

La científica se siente muy afortunada de haber podido investigar en el CERN: “Allí había días que iba a tomar café y a mi lado se sentaba un premio Nobel con quien podía conversar… no siempre sobre temas científicos. A menudo la protagonista de la sobremesa era la filosofía, la llamada tercera cultura, ese puente entre humanismo y ciencia.”

Cuando el pasado 4 de julio confirmaron la existencia del bosón de Higgs, se emocionó y se le escapó alguna lagrimita: “El bosón de Higgs es la piedra angular del modelo estándar, que nos explica cómo está constituida la materia. El bosón es el responsable de que algunas partículas adquieran masa y otras no. De hecho, ¡es un repartidor de kilos!”

Tras más de siete años dedicados a la investigación, Sònia Fernández-Vidal siente la necesidad de salir de los “templos” y escoge una manera poco ortodoxa de hacerlo: la novela. La primera, pensada para niños de 9 a 99 años, es La puerta de los tres cerrojos, y la otra, planteada como una novela de amor, Quantic love. La siguiente obra de esta divulgadora sin complejos será un ensayo. “Los científicos han de salir de su biblioteca de Alejandría si no quieren ser quemados sin que nadie los defienda. Si queremos que la sociedad pida a los políticos que inviertan en ciencia, los científicos hemos de explicar qué estamos haciendo con un lenguaje llano. El conocimiento no puede seguir aislado.”