El señor Tonet de Sants

Antoni Piera i Jané era un hombre callado, duro y decidido. No explicaba casi nada sobre sí mismo ni sobre sus negocios, ni era nada inclinado a las expansiones. Entonces los hombres eran así, antes de que fueran vencidos por el parloteo sentimental y psicologista. Fue uno de los fundadores de Fomento de Obras y Construcciones, en 1900, y al cabo de un año se convirtió en su gerente.

© Archivo Montserrat Ribas i Piera
Antoni Piera i Jané en su casa de Vilassar en los años treinta.

Sants, un pueblo del entorno de Barcelona, rodeado de viñas, huertos, campos de cerezos, masías diseminadas y unos cuantos hostales a pie de carretera. Fábricas, también. Diría que estamos hacia el año 1850 o 1860, me guío por los miriñaques que llevan unas presumidas que pasean por Creu Coberta. Un arriero joven, Antoni Piera i Sagués, lleva un carro lleno de telas. Todos le conocen como el Ros d’en Maiol (o Mallol), sencillamente porque es rubio.

Es descendiente de los Piera de Can Bruixa, una masía de Les Corts que fue derruida en 1946. Ese nombre de “bruixa” (“bruja” en catalán) se debe a una habilidad muy singular: los Piera compraban caballos enfermos, los curaban y después los revendían a un precio mucho más alto. Nadie sabía cómo se las componían. Curar caballos cojos y enfermos es un arte, cuyos secretos hay que conocer, requiere mucha paciencia y acierto. Más vale que no lo intenten ustedes en casa.

Antoni Piera i Sagués lleva telas de Batlló por toda España. Una hilera de carros cargados de telas, a paso de mula, por la carretera que les conduce a Zaragoza, a Burgos, a Valladolid. Así se ganan la vida los catalanes, con dureza y tenacidad. Eran otros tiempos.

Con el despliegue de la red ferroviaria, los tejidos empiezan a transportarse en tren y los arrieros se van quedando sin trabajo. Por esta razón, Antoni Piera i Sagués le compra a Batlló una cantera en Montjuïc. La piedra de Montjuïc, de un marrón claro con vetas vinosas y violáceas, es muy apreciada para construir casas en el Eixample, ese barrio que avanza imparable por el llano de Barcelona. Ahora los carros sirven para llevar los sillares de la cantera a la obra. Después de una cantera, compra otra. Hasta poseer la totalidad de las canteras de Montjuïc. El Sot del Migdia es una antigua cantera, como también la Foixarda y el Teatre Grec. Cuando los espectadores se aburren con la obra que se representa, se distraen con la cantera. Es este un fenómeno que enriquece, y mucho, el teatro contemporáneo.

Durante este tiempo, el Ros d’en Maiol (o Mallol) se ha casado con una chica del Prat de Llobregat, Antònia Jané, y ha mandado construir una casa con jardín y caballerizas en la calle Sant Pere de Sants, ahora calle Sagunt, donde se encuentra la Escola Perú. Tienen seis hijos: el segundo chico es Antoni Piera i Jané, que nace hacia el año 1872, si los cálculos no fallan. Será uno de los fundadores de Fomento de Obras y Construcciones, en 1900.

Desde 1893, los Piera tienen una empresa constructora de menos envergadura que Fomento, llamada Piera, Cortinas y Cía., y que se ha dedicado a la explotación de las canteras, a la construcción y a la obra pública. ¿Por qué fundan Fomento de Obras y Construcciones? Para constituir una de las constructoras más importantes de Barcelona, con la aportación de capitales procedentes de la Banca Mas Sardà y de la Banca Soler i Torra. Tienen piedra, tienen ladrillo y tienen madera (los Cortinas son madereros). Solo les hacen falta inversores. Entre once accionistas reúnen cinco millones de pesetas, que se dice pronto. Barcelona crece imparable y alguien la tiene que construir.

© AFB
La plaza de Espanya en 1928, durante las obras de la Exposición Internacional.

La primera obra que Fomento lleva a cabo es la construcción del Moll d’Espanya, el de Balears, el Nou y también el de los Pescadors, todos ellos del puerto de Barcelona. Años después amplían el puerto, adoquinan calles, sanean alcantarillas y a la vez trazan y ejecutan otras nuevas en Barcelona, Zaragoza y Madrid, cubren la zanja del tren de Sarrià de la calle Balmes y construyen el túnel, también el del tramo nuevo entre la plaza Molina y la avenida del Tibidabo, en la riera de Sant Gervasi. Pero cuando Fomento da el do de pecho, si se me permite decirlo a la manera del tenor Hipòlit Lázaro, es durante la construcción de los palacios, avenidas, hoteles y pabellones de la Exposición Internacional de 1929. En un tiempo récord levantan los cuatro hoteles de la plaza Espanya. Cuando se ponen manos a la obra, van a por todas.

Durante todo este tiempo, desde 1901 hasta 1933, el director-gerente es Antoni Piera i Jané. Porque en 1901, un año después de la fundación, el entonces gerente, su hermano mayor Salvador, murió de súbito. Vivía en Can Puig, en Collserola, y últimamente no se encontraba muy católico. Salió a dar una vuelta, bebió agua de la Font Groga e, ignoramos si con el tazón en la mano o un poco después, expiró. Así es como Antoni Piera i Jané se convierte en el gerente de Fomento. Mi bisabuelo, todo hay que decirlo. Padre de mi abuela Carmen Piera.

A mi bisabuelo todos le conocen por Antonet o Tonet y pasados los años será el señor Tonet o el señor Antonet, como prefieran. Un nombre amable, próximo, que nos evoca sus orígenes populares.

Antoni Piera i Jané es un hombre callado, duro y decidido. No explica casi nada sobre sí mismo, ni sobre su infancia ni sobre sus negocios. No es dado a las expansiones. En aquellos tiempos los hombres eran así, antes de que fuesen vencidos por el parloteo sentimental y psicologista. Haciendo honor a este carácter reservado, ya casado y con hijos alquila la masía de Can Girona para pasar los veranos, una quintería aislada de Martorelles, un pequeño pueblo de los alrededores de Barcelona. Muy lejos de las colonias de veraneo de la burguesía barcelonesa, como La Garriga, Caldetes o Cardedeu. Piera no quiere que le mareen. Para tostones, ya tiene los del consejo de administración de Fomento. En Can Girona no tiene que andarse con cumplidos. Aún hoy, la carretera de Martorelles que nace junto a los cuatro caminos de Sant Fost lleva su nombre: avenida de En Piera. Nosotros también la llamaremos así.

Cuando quiere distraerse, Piera se va a los toros. Ya de joven, con su hermano mayor Salvador, organizan los toros de la fiesta mayor de Sants. Más adelante no falta a ninguna corrida de Barcelona. Un verano sigue al torero El Gallo por toda España. Pasión, esta de los toros, que heredan sus dos hijos Antoni y Josep, algún nieto, como el director de cine Antoni Ribas, y también algún bisnieto.

Piera es práctico; no se entretiene en divagaciones intelectuales. Durante un viaje a París con su mujer y sus hijas, contrata a un guía del Museo del Louvre y le indica: “En une heure, tout!”. Decisión, no le falta. En una reunión de socios de Fomento, se enzarza en una discusión muy acalorada con el banquero Mas Sardà y exclama: “¡O Mas Sardà sale de este despacho o lo tiro por la ventana!” Años después serán consuegros. Todo está bien si acaba bien.

Políticamente es partidario de los que mandan. Como tantos otros empresarios barceloneses, en 1923 ve con buenos ojos el golpe de estado del general Primo de Rivera, urdido desde la Capitanía de Barcelona. Seis décadas más tarde, su hija Carmen aún lo defenderá a capa y espada: “Primo de Rivera nos trajo paz”. Lo debía de haber oído en su casa.

Debido al pistolerismo, Piera decide (calculo que hacia 1919 o 1920) cerrar la casa de Sants e irse a vivir a Barcelona. Durante un año, él y toda la familia viven alojados en el Hotel Continental, en la Rambla de Canaletes. Después alquilan un piso en la Casa Garriga Nogués. Mientras tanto, ha encargado una casa al arquitecto Josep Maria Ribas i Casas, su futuro yerno, quien la erige en un solar de la calle Mallorca junto a Balmes, en 1924.

© Archivo FCC
Las autoridades municipales y la plana mayor del Foment en la presentación del equipo de limpieza de Barcelona, en una fecha indeterminada de los años 1911 a 1920.

Sospecho que no recibió con grandes alegrías el advenimiento de la República. Sabemos que en 1933 un obrero de Fomento entra en su despacho con una pistola y le amenaza; desconocemos si pretendía hacer la revolución o simplemente robar. Piera se abalanza sobre él y consigue reducirlo. Todo parece retornar a la normalidad. Pero, del susto, Piera regresa a casa blanco. No puede dormir y al día siguiente no se encuentra bien. Le ha reventado una vena del corazón, que va goteando silenciosa. Cuando se dan cuenta ya no hay tiempo: los pulmones están inundados de sangre y muere al cabo de cuatro días. De todo ello tenemos conocimiento por tradición oral, ya que la agresión del despacho no aparece en la prensa. Se mantiene en secreto.

Piera es expuesto de cuerpo presente en su casa. Inesperadamente, aparece el obrero agresor, arrepentido de su acción, y pide perdón con los ojos inundados en lágrimas. Antes de dejarle entrar, la criada lo consulta con la viuda, que responde dignamente: “Le perdono, pero no quiero verle”. El agresor se vuelve a casa, muy abatido. Parece una página vivida del gran Josep Maria Folch i Torres.

Como último adiós, sus nietos le besan la mano, uno tras otro, en su lecho de muerte. Un beso a una mano fría, rígida. Y yo, desde aquí, también le beso la mano.

Enric Gomà

Guionista

2 pensamientos en “El señor Tonet de Sants

  1. No veig quan es va publicar aquest article, però és avui que he conegut una mica l’existència de la saga Piera en el Museu de Carruatges d’Horta, a Barcelona. Fascinant tota la història del transport de cavalleries, traginers, capacitat de veure el negoci, amb tot un món desaparegut. Seria molt adient fer tota la història des del traginer Antoni Piera i Sagués. No ho heu pensat?

  2. Es un una historia molt interesant yo estig molt interesat per la part de la limpieza de Barcelona ya que soc net y fill escobrires que subcontractats per el FOC SA. Ting molt present les cuadres y el tallers a la Gran via al devant de la Estacio de Magoria. Al tallers fabricavan tota mena de maquinaria per la limpeza de Barcelona. Y les cuadres per a mi eran com un mond de maravellos.

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