Estimulantes Bankrobber

Bankrobber

© Carles Rodríguez
Bankrobber

A Marçal Lladó (Girona, 1978) y Xavier Riembau (La Bisbal d’Empordà, 1975) se les recordará por haber creado la discográfica Bankrobber, uno de los sellos más estimulantes de la actual escena musical catalana. El sello, que acaba de celebrar su décimo aniversario, ha sido refugio de artistas como Mazoni, Sanjosex, El Petit de Cal Eril, Guillamino, Els Surfing Sirles, Le Petit Ramon…

Se conocieron en el local de ensayo del Red Orange, grupo en que militaban un tal Jaume Pla –que poco después pasaría a liderar a aquellos creadores de melodías exquisitas que eran Holland Park, y años más tarde se daría a conocer bajo el alias de Mazoni– y Miquel Abras, que también acabaría haciendo carrera musical. En aquel local de ensayo de La Bisbal d’Empordà nació la historia de Bankrobber. Tiempo después fue manager de Holland Park, y como nadie les quería sacar el disco se decidió a buscar a una persona de confianza que apreciase el grupo para montar la discográfica. Evidentemente fue Marçal: “Me dijo que sí, pero con la condición de que primero teníamos que buscar a alguien serio que se ocupase de las finanzas [ríe]. El elegido fue Jordi Pi, un amigo de Barcelona que había estudiado empresariales además de ser muy fan de Holland Park”.

El equipo fundacional se completó con Ramon Ponsatí para la parte gráfica y de diseño. “Todos procedemos de ámbitos distintos, pero compartimos una afición que es la música –explica Marçal–. Xavier se dedicaba al management de grupos, yo soy periodista y Jordi dominaba más la gestión empresarial –un ámbito que teníamos que asumir si queríamos que el proyecto tuviese futuro–, mientras que Ramon se encargó de la estética y la imagen”.

Al principio sus objetivos eran muy a corto plazo, pero sabían que debían ir más allá de aquella primera referencia de Holland Park y localizar a más grupos. Incorporaron a la familia a El Chico con la Espina en el Costado, después se quedaron alucinados con Guillamino, y más tarde vendrían Sanjosex, Espaldamaceta, Mazoni, Le Petit Ramon y otros.

Desde hace unos meses se han instalado en un local de Gràcia, con una sala diáfana para acoger las presentaciones de artistas y obras. Hoy en día no hay medio que deje de reseñar los discos con su sello, pero no fue siempre así. “Al principio teníamos la sensación de predicar en el desierto –recuerda Xavier–. Al concierto de presentación del sello solo vino un periodista”. El salto lo dieron cuando lograron que Guillamino presentase su primer disco en Sónar. El legendario locutor de radio británico John Peel estaba presente; le entregaron una copia del álbum y Peel lo pinchó en su programa cuando volvió a Ingla.

En un tiempo de crisis global, que se agudiza si nos referimos a la industria discográfica, tienen claro cuál es el secreto de su éxito: “El objetivo siempre ha sido editar buenos discos con la música que creemos que vale la pena y que, por los motivos que sea, no llega a los medios o no tiene las vías de difusión apropiadas. Tenemos una fórmula  bien definida de crecimiento en paralelo con el artista”.

Oriol Rodríguez

Periodista

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