Las personas que nos sacarán de la crisis

El nombre de Jacob Suñol no sugerirá nada a la mayoría de las personas que lean estas líneas, ni tampoco el de Pere Vallès o el de Ana Izquierdo. Pero son importantes. Esta crisis es tan profunda que los grandes liderazgos se están revelando insuficientes. Tenemos que reinventarnos de arriba abajo.

© Fabiola Llanos
Jacob Suñol, uno de los creadores de Medtep, plataforma tecnológica para almacenar los datos sanitarios de los pacientes.

La recuperación económica tiene miles de héroes desconocidos. Personas que se juegan el patrimonio para sacar adelante su proyecto, generar crecimiento y puestos de trabajo. Son los emprendedores, un grupo creciente de personas con ganas de avanzar y contribuir a la recuperación desde su pequeña (o mediana, o gran) empresa. Jacob Suñol, Pere Vallès y Ana Izquierdo pertenecen a esta generación que nos tendrá que sacar de la crisis.

En Cataluña cada vez se ofrecen menos empleos, lo que dificulta la recolocación del creciente número de personas que se quedan en paro (cerca de 650.000 en el momento de escribir estas líneas). Por ello cada vez son más los que se lanzan a crear su propia empresa: si nadie les da trabajo, prefieren dárselo a sí mismos. En 2011 casi siete de cada cien adultos catalanes (6,8%) estaban involucrados en la creación de empresas –un 35% más que el año anterior, y es de prever que la cifra vuelva a aumentar cuando se conozcan los datos de 2012. Por lo tanto, en Cataluña hay proporcionalmente más emprendedores que en el conjunto del España (5,8% de media) y que en algunos de los países considerados de referencia, como Suecia (5,8%), Finlandia (6,3%) o Dinamarca (4,6%), según el informe anual del Global Entrepreneurship Monitor.

Pero queda mucho camino por recorrer. Estamos lejos de las tasas de emprendimiento de países como Holanda (8,2%), Reino Unido (7,3%) o Estados Unidos (12,3%). Además, según el último informe Doing Business del Banco Mundial, España es el 136º país del mundo en cuanto a facilidad para crear una empresa, por detrás de Afganistán, Kosovo, Marruecos o Zambia. “España no es Uganda”, dijo Rajoy al ministro Guindos en un famoso mensaje mientras se negociaba el rescate a la banca española. Haríamos bien en echar un vistazo a estas estadísticas.

Es evidente que una legislación más favorable sería de gran ayuda para las personas que desean impulsar una empresa. De hecho, Rajoy prometió en campaña electoral que “una de las primeras cosas que haría” sería aprobar una ley de emprendedores, lo que no ha hecho en su primer año de mandato. Pero también es cierto que el emprendimiento implica cierta ausencia de miedo a arriesgar (en diferente grado en función de la medida del proyecto y de la situación personal de cada uno) y que este cambio de mentalidad no se puede modificar de la noche al día, sino que solo puede ser producto de un cambio cultural.

“Dentro de un año quizás ya no existiremos”, afirma con frialdad el joven Jacob Suñol, uno de los emprendedores que citábamos al principio. Suñol es uno de los exponentes de esta cultura emprendedora que tiene poco miedo al fracaso. Es uno de los creadores de Medtep, una plataforma tecnológica en que los doctores y los pacientes pueden almacenar el historial médico y la información de tipo sanitario. Hace un año y medio que trabaja sin cobrar ni un euro para desarrollar Medtep, pero no expresa temor ante un posible fracaso de su primer proyecto emprendedor. A su edad –nació en 1985–, Suñol aún puede vivir en casa de sus padres, gracias a lo cual tiene pocos gastos. Su intención es que el proyecto triunfe y que acabe dándole beneficios, pero, si no es así, considera que no será dramático.

Esta mentalidad, muy propia de Silicon Valley –la Meca del emprendimiento–, contrasta con el modo de ser tradicional del empresariado catalán, a menudo temeroso. La empresa catalana de toda la vida prefiere ser más conservadora: no le gusta arriesgarse a salir a bolsa para no perder el control de la compañía o exponerse a los medios de comunicación.

Cataluña tiene decenas de grandes empresas desconocidas para la mayoría de los ciudadanos. ¿Saben que aquí tenemos una de las líderes mundiales en producción de acero? La empresa se llama Celsa, pero lo más probable es que no hayan oído nunca hablar de ella. Y como esta, muchas más. Son los llamados campeones ocultos. Es posible que la escasa reputación que tiene en Cataluña la figura del empresario esté relacionada con esta tendencia al camuflaje, como si tuviesen algo por esconder.

Aunque es cierto que el emprendimiento está viviendo un pequeño boom en Cataluña debido a la crisis, no es un fenómeno estrictamente nuevo. De hecho, los campeones ocultos que mencionábamos fueron impulsados por emprendedores hace ya décadas. Ahora, simplemente, está rebrotando algo que ya había existido. Pero incluso en los años de boomeconómico, cuando mandaba el dinero fácil y las ganas de emprender se apaciguaron, hubo catalanes que crearon empresas innovadoras que a día de hoy, cuando a todo el mundo le van mal las cosas, dan su fruto.

© Fabiola Llanos
Pere Vallès, responsable de Scytl, que gestionó el voto electrónico en las últimas elecciones de Estados Unidos.

Es el caso de Scytl, empresa creada en 2001 que proporciona apoyo tecnológico para que los ciudadanos puedan votar electrónicamente. El pasado mes de noviembre protagonizó su proyecto más ambicioso: gestionar el voto electrónico en Estados Unidos, la primera potencia mundial. La empresa fue creada por el ingeniero informático Andreu Riera, ya desaparecido, y ahora el encargado de dirigir la compañía es Pere Vallès, que ya tomó las riendas de la empresa en vida de Riera. Scytl facturó 14,5 millones de euros en 2011 y tiene una cuota de mercado mundial del 80%. Hay muchos países que no permiten el voto electrónico (España, sin ir más lejos) y, por lo tanto, se trata de un sector que aún está verde. Pero Scytl, que se encarga de encriptar los votos para asegurar que son secretos y que se contabilizan correctamente, está mejor preparada que nadie en el mundo para liderar una nueva manera de votar que impida, por ejemplo, que un catalán residente en Nueva York se quede sin poder participar en las elecciones de su país, como pasó en los comicios del 25 de noviembre.

Aparte de los lógicos obstáculos que la crisis plantea a las empresas, el mundo emprendedor catalán debe solucionar otro problema específico: la falta de mujeres. Las empresas han sido tradicionalmente un ámbito muy masculino, especialmente entre sus cúpulas dirigentes. El fenómeno se acentúa en las start-ups, las nuevas empresas tecnológicas. En parte se explica por la poca atracción que sienten las mujeres por los estudios tecnológicos: solo un 3% de las mujeres que cursan estudios universitarios optan por carreras tecnológicas, frente al 13% de los hombres. En la incubadora de La Salle Technova, por ejemplo, solo uno de cada cinco emprendedores es del sexo femenino.

© Fabiola Llanos
Ana Izquierdo, creadora de dos start-ups y del fondo de inversión Inveready, promueve la participación femenina en la creación de nuevas empresas tecnológicas.

Ana Izquierdo, creadora de dos start-ups y del fondo de inversión Inveready, es una de las personas que en Barcelona están intentando incrementar la participación femenina en nuevas empresas tecnológicas. Ha creado el foro Ellas 2.0, una plataforma que persigue este objetivo promocionando a empresas lideradas por mujeres y creando sesiones mensuales de networking en el bar Velódromo. Los encuentros que organiza sirven para que las emprendedoras creen red y “vean que no están solas”, lo que les genera confianza en sí mismas. Izquierdo está convencida de que “hay que dar visibilidad a las emprendedoras de éxito” para que otras mujeres se inspiren en ellas y quieran seguir sus pasos.

Àlex Font Manté

Periodista. Jefe de la sección de Economía del diario 'Ara'

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