Da no sé qué repetir lo que todos comentan de Josep Pedrals, que es un joven poeta, como si anunciasen la Semana Joven de El Corte Inglés: moda tejana, sonetos atrevidos, alegría poética, etc. De acuerdo, Pedrals nace en Barcelona en 1979, ¿y qué? Es el año en que se inaugura la nueva depuradora del río Besòs. Cuando a alguien lo etiquetan de poeta joven, se está apelando de una manera solapada a la condescendencia, al paternalismo: es nueva savia, el chico promete, ya veremos más adelante, esperemos a comprobar si me elogia a mí para yo elogiarle a él, etc. A Pedrals no le hacen falta estas muletillas convencionales e inmundas: en estos momentos (y estamos a media mañana) ya es un poeta excepcional. Podría morir ahora mismo de un cólico miserere (aunque tampoco hay ninguna necesidad) y ya nos dejaría unos cuantos libros de poemas de primera magnitud: el dueto constituido por El furgatori (en Ed. Labreu, 2006), un dietario poético de un individuo de nombre Quim Porta, y El romanço d’Anna Tirant (en Ed. Labreu, 2012), una conversación del tal Quim Porta con Pedrals deambulando por Barcelona con una inusitada nonchalance, alternada con poemas que entroncan con la poesía popular (el romance; altamente recomendables los recolectados por Don Marian Aguiló) y a la vez con la erudita (el barroco): sátira y optimismo, desvergüenza y melancolía, y por encima de todo el deseo de hacerse entender. O, también, un libro más antiguo, Escola italiana (en Ed. Empúries, 2003), en el que saca a la luz los poemas del poeta italiano, para mí desconocido, Giuseppe dei Pedroli. Corren rumores de que se trata de un heterónimo del propio Pedrals. Yo ya no sé qué pensar, se dicen tantas cosas.
En las antípodas de la poesía agónica y quejumbrosa, esa que se asemeja mucho a un entierro a la federica, y de la poesía críptica e indescifrable, que es tan abstrusa que la utilizan algunos servicios de espionaje, Pedrals nos sorprende con su atrevimiento poético y su sentido del espectáculo. No lo digo en vano; se sabe que Pedrals recita en los escenarios (me han hablado de unos aquelarres poéticos en el Horiginal de la calle Ferlandina 29 en los días de luna menguante), que actúa y que canta, que grabó el disco Esquitxos ultralleugers con Els Nens Eutròfics en el año 2010 y En/doll con Guillamino en 2007. Aún no he tenido tiempo de disfrutarlos, así que lo estoy deseando. Un domingo por la mañana me iré a Sant Miquel del Fai, aparcaré en un recodo de la carretera y los escucharé con calma.