Sueños fotográficos sobre Barcelona

Barcelona infraroja. La ciutat encantadaBarcelona infraroja. La ciutat encantada

Fotografías de Søren Berenguer

Editan: Ayuntamiento de Barcelona y Søren Berenguer

180 páginas

Barcelona, 2016

El Ayuntamiento de Barcelona acaba de publicar un nuevo libro de fotografía, en el que la ciudad es la absoluta protagonista. Como su título anticipa, se trata de un conjunto de 170 fotografías realizadas con carretes analógicos sensibles a la luz infrarroja, que el ojo humano no percibe de forma natural.

Su autor es Søren Berenguer, un joven fotógrafo barcelonés a quien le gusta experimentar a partir de técnicas tradicionales, que ya nos había sorprendido con su libro Barcelona vertical, editado en 2014 y compuesto íntegramente por fotografías panorámicas no en sentido horizontal, como estamos habituados a encontrar, sino verticales.

Ahora, en una nueva experimentación, retoma la fotografía y las cámaras analógicas y trabaja con carretes de película sensible a la luz infrarroja. Esta luz, de longitud de onda superior a la visible por el ojo humano, produce unas imágenes diferentes de las que capta la tradicional fotografía en blanco y negro. Los cielos se vuelven más oscuros y en cambio las hojas y la vegetación en general adquirieren unas tonalidades blancas que las aproximan a los paisajes nevados.

A partir de estos efectos generales, Søren ha imaginado –soñado– una nueva Barcelona. En un trabajo de larga duración ha ido redescubriendo, para él mismo y para todos nosotros, una serie de paisajes urbanos que pese a ser perfectamente identificables aparecen muy diferentes, un fenómeno semejante al que se produce cuando contemplamos fotografías nocturnas, donde paisajes cotidianos también parecen renacer.

Las imágenes son en general más contrastadas y en cierto modo tienen un aspecto nocturnal o de la luz fría de la madrugada, lo que les da cierto aire de encantamiento, una magia muy particular, de cuento de hadas. Contribuye probablemente a esta percepción el hecho de que en todo el libro no aparezca ni una sola persona. Las estatuas son las únicas figuras que dan una referencia antropomórfica al relato. Habituados como estamos a la visión de estos espacios urbanos absolutamente saturados de turistas y otros ocasionales, el impacto que produce esta ausencia de personas resulta considerable. Esto nos indica también los duros horarios del fotógrafo y las muchas madrugadas que debe haber dedicado a captar estas imágenes de silencio y soledad.

Por otro lado, hay que destacar que Søren tiene una especial habilidad –un ojo fotográfico, como se suele decir– para encontrar encuadres diferentes, singulares. Para construir imágenes que sorprenden y cautivan a la vez por su originalidad y fuerza.

Este es un libro dedicado plenamente a la imagen. Tiene solo unas pocas líneas de introducción del autor y un breve pero incisivo epílogo firmado por el cronista de la ciudad, Lluís Permanyer, que escribe: “Al terminar este recorrido, largo, turbador y muy personal, tan bien guiados por la cámara de Søren Berenguer, no se puede tener otra sensación que la de haber descubierto una Barcelona que reconocemos, pero que nunca habíamos visto con este perfil”. Estas palabras son un acertado elogio para un trabajo fotográfico que utiliza ingenio e imaginación para ayudarnos a redescubrir la ciudad con una gran fuerza poética.

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