Acciones individuales para protegerse frente a los disruptores endocrinos

Hay una serie de reglas sencillas y bien comprobadas para reducir la exposición de un habitante de ciudad típico a los alteradores hormonales.

Foto: Dani Codina

Una aplicación móvil desarrollada en Barcelona permitirá obtener, a partir del código de barras de un producto, todos sus datos relativos a efectos sobre la salud, impacto ambiental y responsabilidad corporativa.
Foto: Dani Codina

“El problema de los disruptores es global y debe solucionarse a escala global: con una reglamentación a un nivel lo más alto posible. Sin embargo, mientras no se disponga de esta normativa, pueden tomarse medidas individuales para reducir la exposición a los disruptores endocrinos”, afirma el catedrático de Fisiología de Elche Ángel Nadal.

“Las medidas individuales requieren trabajo. Leer las etiquetas es cansado y no puedes pedir a los ciudadanos que sean expertos. Además, algunos productos sin disruptores tienen precios más elevados”, reconoce Ruth Echeverría, que en la Fundación Alborada imparte cursos sobre productos sin disruptores. De todos modos, los expertos consultados coinciden en una serie de reglas sencillas que pueden ayudar a reducir la exposición de un habitante de ciudad típico a los disruptores.

En cuanto a la comida, por ejemplo, se recomienda comprar fruta y verdura de producción ecológica, y lavar y pelar siempre las que no lo sean; cocinar en casa y emplear cazuelas y sartenes de acero inoxidable (evitar las antiadherentes); comer menos productos envasados en plástico y latas o conservados en táper: mejor el vidrio o la cerámica; no calentar la comida en táperes, ni beber café en vasos o tazas de plástico; no lavar el plástico en el lavavajillas, y durante el embarazo, no comer atún o salmón más de una vez por semana.

En el apartado de limpieza y cosmética, es mejor evitar los cosméticos (en especial los que contengan ftalatos, triclosán y parabenos) y reducir el uso de cremas solares (mejor emplear sombreros y camisetas) y de toallitas húmedas, sobre todo en el caso de niños pequeños. Otra recomendación es lavar la ropa recién comprada antes de ponérsela.

Ventilar bien la casa y no usar insecticidas y plaguicidas para las plantas domésticas también reducen la presencia de disruptores. Si podemos escoger, es preferible tener objetos de madera, papel, metal, cristal o cerámica en lugar de plástico (por ejemplo, en el caso de los juguetes). Y hay que tener cuidado con la tinta de los recibos de compra.

Estos consejos se basan en estudios que han demostrado su efectividad. Por ejemplo, una investigación de 2011 mostró que los indicadores de la presencia de disruptores en la orina en veinte individuos que limitaron el uso de comida en plástico o lata durante tres días se redujeron entre el 50 % y el 100 %.

Aplicación móvil

El trabajo de seleccionar productos libres de disruptores podría verse simplificado dentro de poco gracias a una aplicación de móvil realizada en Barcelona, actualmente en fase de prototipado, que se lanzará pronto a un mercado más amplio. Se trata de Abouit, una aplicación promovida por el empresario Tabaré Majem Olivera, que ha contado con el asesoramiento del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA) de la Universidad Autònoma de Barcelona, entre otros. La aplicación escanea el código de barras del producto y da información sobre aspectos de salud, impacto ambiental y responsabilidad corporativa. Su base de datos contiene información sobre decenas de miles de productos, basada en publicaciones científicas y experimentos llevados a cabo ex profeso en el laboratorio de la empresa catalana Inkemia.

Por más que se adopten soluciones individuales, la protección frente a los disruptores nunca será completa. Se trata de un problema sistémico: por ejemplo, en 2011 se hallaron dioxinas incluso en huevos ecológicos producidos en Aragón.

“La solución debería consistir en una combinación de regulación y de acciones individuales. La regulación puede producir cambios instantáneos y a gran escala. Al mismo tiempo, los consumidores pueden desempeñar un papel presionando a los productores”, opina Leonardo Trasande, investigador de la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York. “Los disruptores son un problema, pero también una oportunidad para innovar en agricultura, alimentación y química verde: no favoreceríamos solo nuestra salud, sino también la economía”, concluye por su parte Nadal.

Michele Catanzaro

Doctor en física y periodista

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