Ciudadanos indignados, ciudadanos creativos

En tiempos de crisis se desarrolla una nueva sensibilidad que quiere cambiar el sistema desde las personas y pretende recuperar la ciudad para sus habitantes. Se crean nuevas redes de apoyo y de protesta, se modifican las preferencias de consumo y se potencian las herramientas de solidaridad, crítica y denuncia social.

Dani Codina

La sociedad cambia de forma permanente. En tiempos de bonanza y gin-tonics, cuando la mayoría está cómoda, lo hace poco a poco, mediante una transformación apenas perceptible. Entonces la idea de éxito va ligada a la adquisición económica: gana quien más tiene, y cada cual vive pendiente solo de sí mismo.

Cuando la situación deja de ser confortable, hay que escapar cuanto antes mejor. Tras una primera fase de desconcierto, comienza otra resolutiva. De repente todo va muy deprisa, y la percepción de que esta evolución es posible genera un optimismo constructivo que la acelera aún más.

En tiempos de crisis se desarrolla una nueva sensibilidad que quiere cambiar el sistema desde las personas y pretende recuperar la ciudad para sus habitantes. Se crean nuevas redes de apoyo y de protesta, se modifican las preferencias de consumo y se potencian las herramientas de solidaridad, crítica y denuncia social.

La autogestión, la objeción ante las situaciones que no gustan, una forma diferente de consumir y nuevas opciones de financiación consolidan una ciudadanía más activa e implicada, emancipada y que ha dejado de ser crédula, según explica un estudio elaborado por una consultora especializada en psicología social por encargo del Ayuntamiento de Barcelona. Son las consecuencias del surgimiento de una nueva sensibilidad personal y colectiva que aspira a cambiar el sistema desde las personas.

Llúcia Ramis

Periodista

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