La paz en movimiento

Ilustración: Patossa

Ilustración: Patossa

Muchos hemos aprendido geografía a fuerza de guerras. Beirut, Vukovar, Kandahar, Tikrit o Alep son topónimos que se nos han grabado en la memoria con fuego y metralla. Y sin ir tan lejos, el nomenclátor urbano conmemora batallas más antiguas y cercanas, como Tetuán o Bailén.

Barcelona se ha señalado como ciudad pacifista. Dio muestra de ello durante la campaña anti-OTAN, en los años ochenta, y con el movimiento de objeción de conciencia al servicio militar, el lanzamiento de campañas como la C3A contra el comercio de armas, la creación de colectivos como el de Dones Antimilitaristes (DOAN) o las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Irak.

En este dosier abordamos el movimiento pacifista desde varios ángulos. Comenzamos por el rechazo al servicio militar, tan extendido a finales del siglo pasado que algún año hubo en Cataluña más objetores que reclutas. Nos fijamos en la paz de género, aún muy amenazada por la violencia patriarcal. Tratamos sobre la convivencia entre confesiones religiosas. Recogemos la labor de entidades dedicadas a promover los valores de la paz, integrantes de una red capaz de reaccionar ante las grandes crisis, como se ha demostrado con la activación por el Ayuntamiento, hace un año, del plan Ciudad Refugio. Y nos preguntamos por el futuro y los retos de Barcelona en este ámbito. En un mundo globalizado, las redes de ciudades están en el centro de la construcción de la paz.

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