Las comunidades extranjeras en Barcelona

Ilustración: Marc Pallarès

Ilustración: Marc Pallarès

El pasado otoño el politólogo búlgaro Ivan Krastev explicaba en una conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que los países de Europa en los que la xenofobia es más acentuada no son precisamente aquellos que han recibido el contingente más numeroso de refugiados. Al contrario, la animadversión a los extranjeros que ha despertado el éxodo sirio es mucho más acusada en aquellas zonas de Europa que han perdido más población en los últimos veinticinco años. “La gente que se va de su país devalúa y desprestigia su lugar de origen. Los que se quedan a menudo se consideran perdedores y viven con el sentimiento de que ya no entienden el lugar en el que viven”, observa Krastev.

Barcelona es, sintomáticamente, una de las ciudades de Europa que se han mostrado más receptivas ante el drama de los refugiados y a la vez uno de los polos de atracción de inmigración del sur de Europa. El crisol de comunidades extranjeras de todo el mundo que viven hoy en Barcelona es más grande y más diverso que nunca.

En este dosier hemos dedicado un espacio a investigar, por un lado, cómo viven las comunidades más numerosas de extranjeros: italianos, chinos, marroquíes, pakistaníes y latinoamericanos, y, por otro, recogemos cómo se han hecho más visibles nacionalidades hasta ahora poco representadas como los bengalíes, los armenios o los hondureños.

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