El irresistible magnetismo de la Sant Andreu Jazz Band

Tras el proyecto de la Sant Andreu Jazz Band (SAJB) se adivina una filosofía de trabajo que hace que sus integrantes, niños y jóvenes de entre siete y veinte años, lleguen a tocar por necesidad, por el deseo de sentirse bien y comunicarlo a los demás.

La formación de la escuela musical de Sant Andreu en el transcurso de un ensayo.

Hoy no se puede entrar en la escuela municipal de música del Eixample. Un montón de gente de todas las edades colapsa la entrada. Hay un concierto de la Sant Andreu Jazz Band, la orquesta de niños y jóvenes con más glamour del momento, dirigida por el jazzman Joan Chamorro. Una formación con tres discos, una película documental y una proyección internacional que motiva a músicos de todas partes a venir a Barcelona para colaborar en el proyecto.

En sus filas, niños y niñas, chicos y chicas, de entre siete y veinte años trabajan conjuntamente un repertorio de jazz, sobre todo de swing de los años treinta y cuarenta, con melodías cantables y un ritmo que tiene sus orígenes en el baile. ¿Dónde está el magnetismo de la SAJB? Se podría resumir en un gesto, el de Elsa Armengou, una niña de siete años, en el momento en que da el tempo a una orquesta de veinte músicos antes de alzar la trompeta y ponerse a tocar. Y después, la alegría, el ritmo y la naturalidad con que consiguen transmitirnos la música subidos a un escenario.

Tras este proyecto se adivina una filosofía de trabajo que les hace llegar a tocar por necesidad, por el deseo de sentirse bien y comunicarlo a los demás, familia, amigos y público. ¡Cuán necesarias son estas experiencias en nuestro frágil ecosistema! En el año 2011, la Sant Andreu Jazz Band llena el Palau de la Música. Sin duda, la SAJB ha contado con el fuerte reclamo que supone que un grupo de niños y niñas sean los protagonistas de esta historia, así como con el carisma de una voz como la de Andrea Motis. Pero solo hay que acercarse a uno cualquiera de sus ensayos para descubrir también la voz de Magalí Datzira, la trompeta de Alba Armengou o el saxo de Eva Fernández. Aparte de estar repleta de buenos músicos, la gran virtud de la SAJB ha sido acercar un jazz clásico y popular a un público que hasta ahora no se había sentido llamado por esta música. Glenn Miller, Louis Armstrong o Sarah Vaughan han entrado a formar parte de la banda sonora de muchas personas con la misma naturalidad que los niños suben al escenario como una parte más de su aprendizaje.

La Sant Andreu Jazz Band nace hace siete años dentro de la escuela de música municipal de Sant Andreu como un grupo instrumental más, sin la pretensión de convertirse en nada de lo que es hoy. El resultado es el producto del trabajo metodológico de uno de sus maestros, Joan Chamorro, reconocido por su trayectoria de treinta años como músico, sobre todo como saxo barítono en diversas formaciones, y veinticinco años como profesor. Un bagaje que le ha permitido hacer crecer el aprendizaje pedagógico hasta encontrarse hoy con los frutos de su trabajo. Después de cinco años, el proyecto de la SAJB supera las expectativas de la escuela de Sant Andreu de modo que resulta complicado mantenerlo dentro de su marco. Para la escuela no resulta fácil gestionar una formación de alumnos que en un momento dado puede generar ingresos a través de la venta de discos, conciertos, etc.; por eso se acuerda que siga caminando fuera. En 2011 la Sant Andreu Jazz Band pasa a ser un proyecto independiente y autofinanciado que utiliza las instalaciones de la escuela de música del Taller de Músics, en las instalaciones municipales de Can Fabra.

© Fabiola Llanos

Hay que hacerse mayor

Chamorro tiene muy claro que el objetivo no es generar dinero, pero que eso no implica limitar a la SAJB a una formación de escuela: “Quiero que el proyecto se haga mayor para que la gente compruebe qué música son capaces de hacer unos niños de nueve y doce años, y para provocar que otros chicos se enamoren de ella”. La necesidad de explicar qué se está cocinando en la SAJB es tan fuerte como la necesidad que tienen los niños y niñas de sentir que los conciertos y la música que hacen son “de verdad”. Tan reales como los nombres a los que se refieren constantemente durante los ensayos o los conciertos: Billie Holiday, Sidney Bechet… ¿Es pretencioso que intenten imitar un sonido que les ha enamorado para conseguir que los demás se enamoren de él? Es el método tradicional de transmisión del flamenco, o el mismo con el que ha crecido el hijo de Alfons Carrascosa, la última incorporación a la SAJB, que, como tantos hijos de músicos, ha empezado tocando por imitación, viendo y escuchando a sus padres y a los amigos de sus padres que invadían su casa.

Más que la repetición de estudios y escalas de una manera mecánica, lo que repiten los niños de la SAJB son la escucha de los grandes temas del jazz. Seguirlos e imitarlos es su primer deseo; después, la ilusión de formar parte de un colectivo de amigos y músicos, y, por último, en los conciertos, compartir escenario con unos invitados de lujo como Jesse Davis, Terell Stafford o Wycliffe Gordon, que durante el concierto en el Palau de la Música se convirtieron en sus colegas. Si la música no conoce fronteras, ¿por qué no llevar a los alumnos a cruzarlas más allá de los muros de una escuela?

Chamorro parte de la idea de que la mayor parte del aprendizaje de la música tiene que venir a través de la audición. Cuando un niño empieza hay que ir directamente a la música, al sonido, y no a su codificación a través del lenguaje, porque aún no sabemos si aquella persona tendrá la necesidad de utilizarlo. La música debe ir por delante de la escritura: “No es una metodología nueva, pero ha creado muchas reticencias porque, según como se analice, se puede considerar antidogma y anticonservatorio. Aún hay muchas cosas que nos parecen inamovibles. Se da por sentado que los niños tienen que agruparse por edades o empezar a aprender a través de la lectura y la escritura musical. Pero así estamos diciéndole al niño que ha de esperar a tener una técnica perfecta para poder tocar música o subir a un escenario. Según lo establecido, la mayoría de los niños, sobre todo los más pequeños, no pueden llegar a subir a un escenario como Dios manda y ofrecer una buena propuesta”. Para dejar constancia de todo lo que estaba pasando, Chamorro comenzó a pensar en grabaciones de discos y DVD. La primera fue con grandes amigos y músicos catalanes como Ricard Gili, Dani Alonso o Josep Traver, que quisieron participar del espíritu de la SAJB y presentarlo como una fiesta.

© Fabiola Llanos

Enseñar a amar la música

“A menudo oímos en las conversaciones que ‘la mayoría de los niños no estudian’ y muchos profesores prefieren pasar a trabajar con alumnos mayores porque ‘al menos les podemos exigir más’. Eso es un error que hemos cometido –explica Chamorro–. Naturalmente, tiene que haber voluntad y rigor, pero ¿qué significa exigir? El profesor debe saber cómo motivar o incentivar a los niños y antes de enseñar música tiene que enseñar a amar la música. Hay que lograr que el presente musical con los niños sea atractivo, que vean la música como algo divertido. Un niño nunca estará motivado por el estudio si le decimos que dentro de un año, si estudia, tocará bien. Mis alumnos empiezan con una canción que sacan de oído y que podrán tocar a la semana siguiente. Para un niño una nota en sí misma no es importante, pero sí la melodía que tiene en la cabeza”.

Cansado de años de estudio que no ofrecían a los alumnos la certeza de poder tocar con la misma naturalidad con que se lee un libro, Chamorro pensó que algo no se estaba haciendo bien en la manera de enseñar. Como profesor de lenguaje musical en el Taller de Músics, desarrolló un sistema de colores para explicar las tonalidades, las relaciones entre las notas y otros elementos de la armonía, de modo que facilitaba la improvisación, entre otras cosas.

Chamorro continúa: “Cuando trabajas a partir de la música en sí misma, sin pensar en la codificación del lenguaje, y lo haces a partir de lo que tú sientes, estás creando una conexión auténtica con el instrumento. Los resultados con grupos de niños de siete años, por ejemplo, son sorprendentes. No tocan nada que no escuchen o canten interiormente. Ese es su lenguaje. Como estudian a partir del placer y las ganas, todo se les queda mucho más. ¡Y cómo improvisan! ¡Ya nos hubiera gustado a muchos músicos improvisar como improvisan estos pequeños! Tan solo esa conexión profunda con el instrumento les hará llegar a ser músicos creativos; un músico que no solo lee, sino que tiene la capacidad de cantar, de colocar los dedos y saber qué sonará”.

Hasta ahora los ocho componentes que han salido de la SAJB están haciendo carrera musical aquí y fuera del país, pero al margen de que acaben dedicándose profesionalmente a la música o no, Chamorro tiene muy claro que esta ya formará parte para siempre de su huella vital.

Eva Vila

Música y directora de cine. Profesora de la UPF

10 pensamientos en “El irresistible magnetismo de la Sant Andreu Jazz Band

  1. bonjour à vous.
    oui, il y a beaucoup de choses à faire évoluer dans l’enseignement,. qu’importe l’enseignement. je vois tous ses enfants qui pour la plus part, souffre en silence dans nos écoles d’enseignement général. des écoles élitistes aux méthodes révolues et non dynamisante. mes 2 enfants, “surdoué” en on fait les frais tout comme moi en primaire y a 50 ans. j’étais telle heureux de partager avec les autre mes connaissances de la nature et des animaux. j’ai refermé les “portes” après 2 ans dans le primaire. merci super !!!!!!!!!! quand je vois l’école Steiner, Montessori, ou encore la fabuleuse école Russe, de Shchetinin . ou les enfants de 13 ans on atteint le niveau universitaire. comme on dit “ya surement un bins quelque part”. bravo pour l’école de Joan Chamorro et merci.

  2. de plus il a une bonne tête et un très bon esprit. je les ai rencontré au festival de jazz à Chateauneuf du Fou, Finistère France ce WE. génial, captivant, envoûtant ses “p’tits” musiciens et musiciennes. y’avait une foule débridée à écouter leur message musical.merci encore pour ce projet “miracle” pour nos jeunes, et moins jeunes. au Brésil aussi ils applique la méthode globale pour enseigner la musique. j’ai un ami qui joue de la cornemuse depuis sa tendre enfant, inspiré par les anciens. dans le jaz Manouche aussi on voit bien que leur inspiration vient avec l’écoute et l’observation. ce que cela procure à celui qui en joue, ce que ça produit devant les autres. c’est fabuleux et magique… ciao, ciao.
    Denis, Breizh

  3. I am 94 years of age, and have played music for the last 80 odd years. My early years was that of playing the music that I hear from the San Andreau repertiore (spelling?) I learned to improvise before I learned to read music and it was the source of my enjoyment of music through the years. Jean Chamorro has captured this love of pure raw music, has recognized the value of the musical period of the Thirties and early forties in the United States, when we then carried it to Europe via the time of our Military engagement there. I listen to the music played by these children with pure pleasure and renewed enthusiasm. Good work Jean C. You have tapped into the real source of musical pleasure and are teaching the way that gets the best out of the Children, and have proven that pure music is elicited from Children with raw talent, rather than being drilled in to them by artificial means. Drills, boring repetitions and promise of future accomplishment. Talent is a NOW thing. and is bursting out all over in Barcelona. It feels like my youth-ful experience in 1930’s America. Bravo to you Jean C. and to Andrea Motis, Eva, Elsa A., who truly amazes me with her talent and intensity and to all the rest of the
    assembly of youthful musicians!

  4. I too was completely blown away by the talent and energy in every performer of The Sant Andreu Jazz Band. The quality and range of these musicians is more than the equal of their U.S. counterparts. In fact, my experience suggests that they exceed most young American performers. The ease and skill with which they play suggests a style more often associated with musicians many years older. What is possibly the most remarkable aspect of Sant Andreu is that, rather than the U.S. which for many decades produced scores of talented African American and white jazz musicians, thsre are a group of talented musicians who play as if jazz is all they’ve ever heard from their birth on. And yet, I doubt that before they came under Joan Chamorro’s influence few is any knew little about jazz, it’s traditions, styles and influences. Chamorro has performed what seems like a magic trick, enabling all this talent to emerge from children to young adults and play like that’s what they were born to do. Not since Django Reinhardt has Europe produced this quality of musicianship playing a style of jazz, regrettably, rarely heard today in America. How is it possible to hear the band or its performers or even visit the school for foreigners coming to Barcelona? Felicitats Joan per un notable èxit!

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