Punto de encuentro de la cultura y la historia catalanas

Tres cientos años después de la derrota, la lección de historia del Born nos ayudará a enfrentarnos críticamente con el pasado y a formar ciudadanos libres para un futuro país libre.

© Dani Codina
El Born ofrece una exposición permanente y un yacimiento, con miles de piezas halladas, maquetas y vídeos que permiten al visitante darse cuenta de la altísima calidad de vida de la sociedad barcelonesa del 1700. En la imagen, el yacimiento durante la última fase de las obras de acondicionamiento.

Pocas veces se tiene la ocasión de sacar a la superficie, reconstruir y repensar mundos enterrados. Gracias a los esfuerzos de muchos, El Born Centre Cultural, que abre coincidiendo con la inauguración del Tricentenario de 1714, nos permite adentrarnos en un mundo de emoción, épica y creación. La épica de pisar las calles por las que el general Villarroel dirigió el último contraataque el 11 de septiembre, avanzando con la caballería para hacer frente a las tropas borbónicas antes de caer herido; la emoción de descubrir un barrio y una ciudad llenos de luz, de vida, de juegos, de comercio, dinámicos y abiertos, donde los cónsules de Holanda tenían su casa, muy cerca de donde un encordador acababa las violas que exportaba a toda Europa.

Todo este mundo se vino abajo, junto con mil casas más, con la represión borbónica que siguió a la derrota catalana. Entre los restos de la ciudad que quedaba en pie y la enorme fortaleza, la Ciudadela, que se erigía para vigilarla y someterla, quedó un espacio vacío, la explanada, donde, entre 1874 y 1876, Antoni Rovira i Trias y Josep Fontserè construyeron un magnífico mercado. Su especial construcción permitió que, en el subsuelo, sobrevivieran las ruinas.

El Born ofrece, en primer lugar, una exposición permanente y un yacimiento. Con miles de piezas encontradas, maquetas y vídeos, el visitante se dará cuenta de que se acaba el tópico de la decadencia catalana, así como de la altísima calidad de vida de la sociedad barcelonesa de 1700. El Born es una oportunidad única de entrar por la puerta de atrás de la historia y reconstruir un mundo a través de sus historias privadas.

El segundo eje del discurso del Born es ofrecer un marco a los hechos de 1714. Hoy el espíritu de la fecha vuelve con una fuerza que absorbe y arrastra; debemos intentar entenderla y saber interpretarla. Pero, para empezar, hace falta que recordemos. Si nos remontamos a uno de los orígenes etimológicos del término, que no solo es griego sino también hebreo, zakhor, “tú recordarás”, significa “tú seguirás narrando”. Recordar no es ningún ejercicio de nostalgia estéril; todo lo contrario, es un motivo para sentirnos interpelados y seguir avanzando.

Formar ciudadanos libres de un futuro país libre

Pasadas las conmemoraciones, deberíamos procurar no desactivar el componente vital y humano de la lucha de un pueblo que se sentía y se quería libre. Es el único modo de que el ejercicio de la memoria no se vuelva pueril y estéril, sino creativo y transformador. Y eso es exactamente lo que la exposición del Sitio de Barcelona pretende. Los programas educativos son la pieza más importante: la lección de historia del Born no nos serviría de mucho si no nos ayudase a desarrollar nuevos conocimientos, a enfrentarnos críticamente con el pasado y a formar ciudadanos libres para un futuro país libre. Pero el Born Centre Cultural quiere ser aún algo más: uno de los espacios de referencia sobre la cultura en Cataluña y en todos los Países Catalanes, punto de encuentro de los agentes de los diferentes ámbitos, especialmente de aquellos en los que la lengua y la historia catalanas tienen un papel fundamental. Queremos un equipamiento que ayude a construir el imaginario colectivo de una cultura catalana potente, moderna, abierta, universal y fiel a la identidad nacional.

Uno de los espacios se dedicará a programar un ambicioso dossier de actividades culturales y acogerá conciertos, danza, teatro de pequeño formato, conferencias, seminarios…, siempre con la intención de priorizar las de carácter innovador y experimentador. Resucitaremos viejas y legendarias instituciones como la Acadèmia dels Desconfiats, o fascinantes reductos de la Barcelona irreverente y festiva como la Societat del Born. Y pondremos todo nuestro empeño en lograr que sea también una pequeña ciudad para los niños, donde tengan un primer contacto vivo, divertido y emocionante con la historia de su país.

Quim Torra

Editor y licenciado en Derecho. Director del Born Centre Cultural

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