Todos tenemos una imagen de Barcelona, una imagen vivida que hemos elaborado a partir de nuestras experiencias y del relato que la ciudad explica de sí misma o ha transmitido a los visitantes. Barcelona es la imagen que de ella hemos construido, pero también la que hemos vendido a los demás. La visión que nos devuelven los forasteros puede engrandecer nuestra percepción de la ciudad, pero hay también el riesgo de que la reduzca a un estereotipo.
En este nuevo dossier hemos invitado a siete autores a pasear fuera de los circuitos más frecuentados por los turistas o los congresistas. Y les hemos solicitado que nos propongan rutas alternativas más allá del Barri Gòtic o de la Barcelona modernista. El resultado constituye una serie de itinerarios insólitos que nos descubren capas urbanas recónditas, desde la Barcelona masónica hasta la ciudad oculta de los pasajes; desde los vestigios romanos hasta las huellas de la publicidad centenaria que todavía conservan algunas fachadas; desde el auténtico barrio Chino de nuestros días –el distrito más poblado por la nueva inmigración china– hasta la Barcelona subterránea.
Los turistas a menudo se mueven exclusivamente por el recinto de unas murallas imaginarias que les han alzado los operadores turísticos. El Ayuntamiento se ha propuesto descentralizar el turismo para que se desplace a todos los barrios. Existe otra Barcelona por descubrir, pero si antes no la conocemos nosotros mismos difícilmente la podremos enseñar.