Barcelona tiene vocación literaria. No en vano es la capital mundial de la edición en castellano y el centro motor del sector editorial catalán. Su proyección literaria no se limita a la industria del libro. También ocupa un puesto singular en la geografía literaria de Occidente.
Ciudad de la literatura
El Gremi d’Editors de Catalunya agrupa a 279 editoriales que publican más de treinta mil títulos al año. El sector afronta hoy los desafíos de la crisis, el nuevo mercado global, la revolución tecnológica y el cambio en los hábitos de lectura: unos retos bien asumibles cuando se tiene un bagage de cinco siglos de historia.
Sin riesgo no hay victoria. Barcelona, laboratorio editorial desde tiempos inmemoriales, está acostumbrada al riesgo porque ha tenido siempre que defenderse con sus propios medios. Se requieren más empresas y nuevos proyectos. Cuanto más diverso es un hábitat, más perdurable.
El encuentro Kosmopolis, centrado en la reflexión sobre la creación literaria en todas sus vertientes, completa, desde el año 2002, un rico panorama de certámenes especializados en diferentes sectores: BCNegra, Món Llibre, Semana de la Poesía y Barcelona Novela Histórica.
El PEN Català contribuyó, en 2006, a crear una red de ciudades refugio para escritores amenazados en sus países, gracias a la experiencia acumulada con el Parlamento Internacional de Escritores. El programa de acogida, desarrollado con el apoyo del Ayuntamiento y de la Generalitat, es un activo importante de Barcelona como candidata a ser designada Ciudad de la Literatura de la Unesco.
La red municipal de bibliotecas es uno de los puntales de la candidatura de Barcelona a la designación de Ciudad de la Literatura por parte de la Unesco, y forma parte del núcleo duro del proyecto desde sus inicios.
Barcelona es escenario y protagonista de infinidad de obras literarias, hasta el punto de que cierto imaginario la puebla cuando un lector pasea por sus calles por primera vez, o también cuando un ciudadano vuelve a pasar por un determinado espacio tras haber leído una novela situada en él.
Acaso lo más sorprendente de la fiesta de Sant Jordi sea que incite a centenares de miles de personas a revolver y comprar libros. Pese a las advertencias sobre el declive del material impreso, la fascinación que los libros despiertan en todo un país durante ese día denota que aún mantienen su protagonismo.
La Vil·la Joana de Vallvidrera, ahora en restauración, volverá a abrir sus puertas en la primavera del 2016 como espacio museístico sobre el patrimonio literario de la ciudad, con especial atención a la figura de Verdaguer, y como punto de encuentro de los diferentes agentes del mundo de la literatura.
Las instituciones deben hacer consciente a la ciudadanía de su patrimonio inmaterial subrayándolo a través de lo material. Hay que poner la historia simbólica en movimiento, junto a la historia económica, social, política y urbana.