A menudo imaginamos a los animales en espacios naturales o recluidos en zoológicos, sin ver que a nuestro lado existe también una fauna urbana muy rica y mayoritariamente libre.Expertos y activistas nos descubren en este dosier la riqueza de este tesoro natural de Barcelona, inmediato pero también recóndito.
Fauna urbana
La fauna y la vegetación urbanas no solo son un recordatorio del entorno natural, con el que nos conectan emocionalmente; cuidar de ellas es además una obligación para contribuir eficazmente a crear una ciudad funcional, conectada con los ciclos naturales y que ofrezca un espacio público habitable.
Convivir con un animal de compañía es un derecho, pero también implica asumir una serie de obligaciones para satisfacer sus necesidades, tanto físicas como emocionales, y para respetar los derechos y el bienestar de las demás personas.
La reintroducción del halcón peregrino, el proyecto Oreneta y una gestión de los estanques que ha beneficiado a los anfibios y a otros animales acuáticos son ejemplos exitosos de acciones que se han llevado a cabo para proteger y poner en valor el patrimonio natural de la ciudad.
La mayoría de las especies que crían en edificios son depredadoras. Vencejos, golondrinas y murciélagos consumen de modo habitual pequeños insectos. La función que desempeñan en este sentido es impagable.
La abundancia de alimento, la escasez de depredadores y un microclima más regular y templado explican por qué las aves colonizan el medio urbano con eficacia. Los principales beneficios que obtenemos de ellos son de carácter intangible, en el ámbito del ocio o la apreciación estética.
La aparición o reaparición de determinadas enfermedades se explica por la alteración del equilibrio entre los agentes implicados (huésped, patógeno y medio ambiente) producida por multitud de factores –derivados en su mayoría de la acción humana–, entre los que destacan el cambio climático y la globalización.
Una vez acostumbrados a los alimentos de origen humano, los jabalíes ya no pueden readaptarse a la vida salvaje y la única solución factible es eliminarlos, por motivos éticos, legales y de responsabilidad civil, administrativa y sanitaria.
El proyecto ZOOXXI nace de los anhelos de personas anónimas –activistas, animalistas, universitarios, científicos y educadores– que cuestionan el modelo de los parques zoológicos como herederos de una tradición de dominación de los humanos sobre el resto de las especies.
Hace años que Barcelona se abrió al mar, pero ahora hay que actualizar esta conexión y difundir la idea de que en el frente marino hay todavía unos valores naturales que son un activo de la ciudad y sus habitantes.
Los animales exóticos padecen la antipatía extrema o la codicia insultante de los humanos. Pero aún sufren más por la falta de reconocimiento como seres vulnerables. Hay que detener este tráfico, que no aporta beneficio alguno.
Un BioBlitz es un ejercicio de identificación de especies en veinticuatro horas, abierto a la participación de todos. La fórmula de poner en contacto a científicos profesionales y naturalistas con el público en general resulta muy efectiva.
En casi la mitad de los hogares españoles hay algún animal de compañía, principalmente perros y gatos. Debemos saber prevenir las relaciones que pueden traer consecuencias negativas y promover las que resulten beneficiosas para los humanos y para los animales mismos.