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¡Nuevo curso, nueva vida comunitaria en los casales de barrio!

Equipamientos. Explicamos los cambios que han tenido que realizar para seguir siendo un punto neurálgico de la vida de los barrios y de la comunidad.

La reanudación de las actividades con algunas modificaciones, la orientación de proyectos hacia las nuevas necesidades de los vecinos y vecinas, y el refuerzo de las redes comunitarias con las entidades y equipamientos locales marcan el nuevo curso de los casales de barrio, que quieren seguir siendo un punto de encuentro y de acompañamiento para la comunidad.

Desde el 15 de junio, los casales de barrio han ido poco a poco reabriendo las puertas después de tres meses de confinamiento en los que, a pesar de estar con la persiana bajada, siguieron ofreciendo actividades y abriéndose al mundo virtual. Ahora empiezan un nuevo curso en el cual recuperan buena parte de la actividad con los protocolos de seguridad correspondientes, pero también han tenido que realizar cambios para adaptarse a la nueva normalidad.

Cuatro casales nos explican cómo están afrontando esta etapa y qué retos afrontan para seguir siendo un espacio comunitario de encuentro.

 

Casal Can Baró – El Pirineu: punto de acompañamiento abierto a las redes

El Casal de Barrio Can Baró – El Pirineu reabrió el 8 de julio y desde entonces se ha convertido en un punto de encuentro clave para informar y asesorar a los vecinos y vecinas del barrio, sobre todo para tramitar ayudas económicas y derivarlos a los comedores sociales o a las redes de apoyo del barrio. Desde septiembre vuelven a ofrecer talleres, conciertos y la actividad habitual con los protocolos de aforo y seguridad establecidos, pero se han abierto al mundo digital para poder llegar a toda la gente.

“Hemos notado que a algunas personas mayores les da más miedo venir. Por ejemplo, teníamos un grupo relacional, un grupo de encaje de bolillos y otros grupos de personas mayores que no están viniendo y, por eso, retransmitimos todas las actividades en línea”, explica Miquel Roc Morcillo, director del Casal Can Baró – El Pirineu. Morcillo asegura que tienen presencia en todas las redes sociales: “Hemos abierto un canal de YouTube, un canal de Instagram, tenemos Facebook, hemos actualizado la web”. “El casal va mucho más allá de lo que pasa de puertas adentro, ahora”, afirma.

Morcillo espera que el centro se mantenga abierto si llega otro confinamiento. “El casal es un espacio básico para orientar, asesorar e informar a la gente. Cuando un territorio se queda sin los servicios públicos a su alcance, lo pasa mal. Aunque no se realicen actividades, es muy importante poder mantener este punto de información y de acompañamiento para que la gente no se sienta sola”, apunta.

 

Casal de Barrio Verdun: asesoramientos telemáticos y un banco de recursos

El Casal de Barrio Verdun abrió las puertas el 1 de julio y ha optado por seguir con la programación de talleres y actividades, pero ha tenido que adaptarlas a las circunstancias. “Hay aforos restringidos y actividades más espaciadas en el tiempo para evitar que se solapen. Otras, como el punto de asesoramiento energético, han pasado a hacerse por vía telemática, con consultas telefónicas o por correo electrónico”, explica Enric Carpio, coordinador del Casal de Barrio Verdun.

El centro ofrece actividades en línea, como charlas o el club de lectura, y también ha elaborado un banco de recursos culturales para ver materiales desde casa (películas, obras de teatro, etcétera), pero, siempre que se pueda, se quiere apostar por la presencialidad. “Nos hemos abierto una cuenta de Instagram y un canal de YouTube y de Spotify para poder llegar a más gente. Sin embargo nuestra razón de ser es estar presentes en el territorio. Hay todavía mucha población en el barrio que no tiene aparatos tecnológicos y tiene carencias a la hora de utilizarlos”, destaca el coordinador del casal.

Desde el casal, trabajan con la red de apoyo mutuo y la asociación de vecinos y vecinas para detectar necesidades de la población y para orientarla en la resolución de problemas con la vivienda, el empleo, suministros como el agua y la electricidad, etcétera.

 

Casal de Sant Cristòfol: la lucha contra la brecha digital

En el barrio de la Marina, el Casal de Barrio de Sant Cristòfol ha puesto en marcha nuevas actividades. “Hemos abierto cursos de castellano y tenemos más demanda de actividades físicas, como yoga o zumba, que podemos ofrecer porque tenemos espacios grandes que cumplen con la normativa”, explica Alicia Calvo, dinamizadora del casal.

Calvo destaca que el público ha cambiado. “Hay personas mayores que no están viniendo por miedo y otras que sí se acercan al centro porque se ha reducido el aforo en otros espacios de socialización del barrio, como el casal de personas mayores”, apunta la dinamizadora. Destaca que a buena parte de este público de más edad, antes mayoritario en el casal, todavía le cuesta adaptarse a las actividades en línea. “Hay una brecha digital y muchas personas mayores no cuentan con dispositivos para conectarse o no saben cómo hacerlo; tenemos que hacer un acompañamiento importante en ese aspecto. También nos explican que echan de menos reunirse presencialmente con los amigos y amigas y hacer actividades cotidianas que tenían incorporadas a su día a día”, apunta.

El Casal de Sant Cristòfol también se ha centrado en cubrir necesidades de los vecinos y vecinas derivadas de la situación de crisis de la COVID-19. Por ejemplo, continúan con un proyecto que pusieron en marcha en verano y que consiste en tejer mascarillas con filtro junto con la asociación Àncora de mujeres del barrio y repartirlas a colectivos vulnerables de la zona.

 

Torre de la Sagrera: refuerzo de las redes comunitarias

El Casal Torre de la Sagrera propone talleres y actividades para el nuevo curso, pero ha dejado de ofrecer los que estaban orientados solo a las personas mayores. “No hemos podido ofrecer talleres de entrenamiento de la memoria, de gestión de las emociones para personas mayores o de capacitación tecnológica, por cuestiones de seguridad”, explica Carla Fontanella, dinamizadora de este centro de gestión comunitaria.

Fontanella apunta a que, aunque durante el confinamiento fueron uno de los casales más activos a la hora de ofrecer actividades en línea, ahora apuestan por la presencialidad siempre que se pueda. “Hemos preparado adaptaciones de todos los cursos al formato en línea, ya sea con vídeos o documentos para mirar en casa o con actividades a través de Zoom, y también están funcionando bien los espacios de participación en las comisiones del centro. Sin embargo, no deberíamos perder el casal como espacio relacional, aunque ahora no pueda serlo como antes”, advierte la dinamizadora.

Por otra parte, Fontanella sí que destaca que, después del confinamiento, se ha multiplicado el trabajo en red en el barrio. “Trabajamos conjuntamente con la red de alimentos, con la biblioteca y el centro cívico, que han tenido que cerrar, con el CAP y los servicios sociales o con escuelas. Por ejemplo, los niños de la escuela vienen a utilizar el patio de la Torre, y eso nos permite también explicarles el huerto comunitario y generar otras energías comunitarias”, explica.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo, a pesar de la situación actual, los casales de barrio siguen siendo un punto neurálgico de la vida de los barrios de la ciudad y de la comunidad.

Casal de Barri Torre Baró

Nou Barris | Adreça: Av Escolapi Càncer, 5 | Tlf: 933530358