Las situaciones vitales y los contextos concretos configuran diversas experiencias de soledad. En el caso de las personas cuidadoras, la soledad, si se da, está en el contexto de estar con otra persona, la persona a quien se esta cuidando. Se trata pues de un caso particular: sentirse solo/a a pesar de estar en compañía.
Laura Coll Plana y Aina Gabarrell Pascuet en su artículo “La soledad de las personas cuidadoras: aproximación conceptual y revisión de intervenciones para abordarla” han analizado las características que configuran este tipo de soledad buscando como ayudar a paliarla mediante estrategias específicas.
De esta manera, se ha observado como las tres crisis que se vinculan a la soledad en el envejecimiento: la de identidad, la de autonomía y la de pertenencia se encuentran también en muchas personas cuidadoras, impactando directamente en su salud física y mental y repercutiendo incluso en las personas cuidadas.
Hasta ahora, las intervenciones de acompañamiento a personas cuidadoras se han centrado al ofrecerles apoyo social: informacional, instrumental y emocional. El estudio que nos ocupa ha podido constatar que esto no es suficiente. Es por ello que plantea como objetivo diversificar las acciones que se ofrecen en la ciudad de Barcelona con estrategias que aborden su bienestar desde la perspectiva de la soledad.
Por otra parte, para garantizar un mayor impacto y participación, las políticas de acompañamiento tienen que tener en cuenta de manera necesaria la diversidad y los aspectos específicos de estas personas. El diseño de programas culturalmente sensibles, inclusivos y adaptados a diferentes realidades resultará pues imprescindible, así como tener una consideración especial para las personas cuidadoras en situaciones de pérdida o que tienen a su cargo personas dependientes que también experimentan soledad.
