Un espacio de autocuidado para cuidadoras de diferentes edades

VILAVEÏNA VILAPICINA. La VilaVeïna de la Vilapicina i la Torre Llobeta acoge una actividad que organiza un intercambio entre personas cuidadoras de gente mayor y de pequeña infancia.

La VilaVeïna de la Vilapicina y la Torre Llobeta, con la colaboración del Centro Cívico Torre Llobeta, la Asociación Aurores y la Asociación Neurociencia, organiza un taller para personas cuidadoras de gente mayor y de pequeña infancia para compartir experiencias y promover el bienestar.

Las cuidadoras tienen que cuidarse. Este planteamiento es el marco de la actividad que ha organizado la VilaVeïna de la Vilapicina i la Torre Llobeta y que se ha celebrado el pasado 14 de noviembre en el Centro Cívico Torre Llobeta. El taller se ha desplegado de una manera dinámica, con el objetivo de encontrar similitudes entre las personas cuidadoras de gente mayor y las cuidadoras de pequeña infancia que fomenten la salud mental y emocional. Durante la sesión, se han propuesto varias dinámicas para hacer posible la reflexión y la experimentación entre las personas participantes.

La actividad ha situado las necesidades de las personas cuidadoras en el centro del diálogo. Al inicio del taller, las dinamizadoras han repartido cartas entre las personas participantes que contenían varias necesidades humanas. Interdependencia, autonomía, consideración o compañía eran algunas de las palabras que hacían referencia a elementos que necesitan las personas que cuidan. La dinámica ha generado un intercambio muy rico entre las personas cuidadoras de gente mayor y las que cuidan niños. “Vengo a estos espacios de cuidados para buscarlos, porque las personas que encuentro me aportan soluciones”, comentaba una cuidadora de una persona mayor. “La realidad es que a menudo a las personas que no se encuentran en el mismo punto vital les falta empatía”, decía una cuidadora de pequeña infancia.

La conversación en grupo ha generado un clima de respeto y comprensión mutuos. A continuación, las dinamizadoras han leído un cuento que ha servido para poner encima de la mesa las necesidades no resueltas de las personas que cuidan y la manera de atenderlas. A partir de un dibujo colectivo y de un debate con cartas de diferentes colores, las personas cuidadoras se han abierto a hablar de lo que necesitan para cuidar de ellas mismas. La independencia para hacer lo que se desee en ciertos momentos y la comprensión por parte de los círculos sociales más próximos son los aspectos que se han repetido más entre las personas presentes.

La sesión ha acabado con un diálogo espontáneo entre las personas cuidadoras. Todo el mundo ha coincidido en la importancia de sus cuidados el día a día. “Las personas familiares que cuidáis gente mayor sois muy valientes porque os entregáis totalmente a la otra persona, y nosotras os lo reconocemos como personas que crían”, reivindicaba una madre. Las personas asistentes también han puesto de manifiesto que la dedicación de los cuidados puede llegar a desgastar mucho. “Por eso tenemos que cuidarnos y buscar nuestros espacios, seamos el tipo de cuidadora que seamos”, valoraba una cuidadora familiar. En definitiva, el encuentro ha servido para ensanchar la mirada sobre todo lo que tiene relación con los cuidados.

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