El correfoc es un espectáculo de calle en el que el público interactúa con el fuego y los diables. Generalmente se celebra de noche, tiene un itinerario fijado y, además de los diables, suelen participar piezas de imaginería festiva, principalmente dracs. Los diables llevan todo tipo de elementos pirotécnicos, como carretillas, franceses, surtidores y rodillos, que van quemando mientras avanza el recorrido. Los asistentes juegan a un tira y afloja con los diables: los acosan, los esquivan o se ponen al abrigo de su fuego.

Dicen que el correfoc nació en Barcelona espontáneamente por las Fiestas de La Mercè de 1978. En aquel momento de recuperación de la cultura popular y tradicional, un grupo de activistas culturales y algunos miembros de Comediants quisieron organizar un espectáculo de fuego. La idea inicial era un baile de diables clásico, pero de una manera totalmente inesperada el público asistente se unió a la representación y la dotó de movimiento.

Desde entonces, el correfoc se ha convertido en una pieza indispensable en muchas fiestas del país. El más frecuente es el que va destinado a los adultos, pero en muchos lugares, como en Barcelona, también se lleva a cabo uno infantil. Para participar hay que respetar unas normas de seguridad básicas, como ir bien protegido y evitar riesgos innecesarios.