Castañas, 'panellets' y boniatos, los protagonistas de la cocina de Todos los Santos

La fiesta de Todos los Santos, y el otoño en general, sería muy diferente sin los tres manjares estrella de esta época: las castañas, los ‘panellets’ y los boniatos. Tanto las castañas como los ‘panellets’ son productos de temporada y, por eso, se consumen desde antiguo por esta época. Están hechos de ingredientes de larga duración, como los frutos secos, y eso los vincula con la eternidad y el culto a los muertos que se rinde durante estos días.

Hoy en día, las castañas han estado bastante relegadas a la festividad de Todos los Santos, pero antiguamente, sobre todo antes del descubrimiento de América, se utilizaban en el lugar que ahora ocupa la patata. Eran frecuentes en cremas, guisos y como acompañamiento de platos de carne. Actualmente, todavía subsisten en algunas recetas tradicionales de la cocina catalana, como con manitas de cerdo, con nabos y pato o en el platillo de Sant Climent de Llobregat.

Azúcar, yema de huevo y harina de almendra son los ingredientes básicos para hacer panellets, los dulces de mazapán tradicionales de Todos los Santos. Los sabores más típicos son los de piñones y los de almendra, pero también son muy frecuentes los de café, los de coco rallado y los de dulce de membrillo, otro producto del otoño. Pero en el mundo de los ‘panellets’, como ya pasa con muchos otros dulces tradicionales, la innovación es constante y los pasteleros cada año crean sabores nuevos y combinaciones atrevidas.

Endulzados con azúcar y canela o como acompañamiento de platos salados, los boniatos son uno de los ingredientes más versátiles de la cocina tradicional de otoño. Generalmente se comen fritos o asados, pero últimamente se ha puesto de moda utilizarlos como sustituto de la patata. Como son tubérculos, los dos productos tienen una textura muy parecida, aunque el boniato es ligeramente más dulce y eso hace posible contraponerlo con alimentos salados, como quesos o carne.