Aina Nuñez las reunió hace dos años. Y les propuso lo que hoy en día es Laboratoria: cuatro mujeres que quieren hablar de mujeres u hacerlo a través del arte que más estiman: el flamenco. Una mujer fue la causa ha reunido a la bailaora Aina Nuñez, las cantaoras Cristina López y Ana Brenes y la guitarra de Isabelle Laudenbach en un proyecto que busca los límites del flamenco.

-Más que un concierto decís que hacéis una performance, ¿por qué?

-Porque, aparte de música propiamente dicha (guitarra y cante), Una mujer fue la causa ofrece baile y otros momentos que quizá podríamos denominar interpretación, aunque nosotras no seamos actrices ni dramaturgas. Pero no solo se trata de un espectáculo multidisciplinar sino que además pretende aportar un espacio de reflexión motivando al público a cuestionarse varios aspectos de la sociedad en la que vive, en este caso sobre la situación de la mujer artista/creadora o sobre el machismo en el flamenco. Otro aspecto que sitúa este espectáculo cerca de la performance es su carácter de laboratorio, en el sentido de que valoramos mucho el proceso creativo, incluso por encima del resultado final.

-¿Qué mirada de mujer queréis ofrecer sobre el flamenco?, ¿por qué reivindicar a la mujer desde el flamenco?

La reivindicamos desde el flamenco porque es, sin duda, nuestro lenguaje común, desde el que hemos elegido expresarnos. Porque es el ambiente en el que nos desarrollamos profesionalmente con todo lo que ello implica. Y porque es la mujer flamenca, sobre todo, de la que queremos hablar. Nuestra mirada sobre el flamenco es amorosa porque es el arte con el que más nos identificamos, musicalmente, artísticamente. Pero hay ciertos aspectos de su mundo que nos resultan desagradables y difíciles de lidiar. Y entonces esa mirada se vuelve crítica.

-¿Es el flamenco una música que habla de mujer? ¿desde la mujer? ¿es una música machista?

-El flamenco es un arte, una música y las músicas no son machistas por sí mismas. En absoluto. Pero el flamenco es una representación del contexto en el que se crea y en el que se desarrolla. Y en esa España del siglo pasado y de este siglo, existe el machismo. Con lo que el flamenco no queda fuera de esa influencia. Una muestra clara de esto son las letras que existen -y que se siguen cantando- en las que se habla de la mujer como pecadora, objeto sexual o súbdita del hombre. Por supuesto no siempre se habla de la mujer con esta connotación. Hay muchísimas letras dónde aparece la mujer como madre (que es el ser más amado) o simplemente como ser humano y protagonista de su vida. Pero echamos de menos letras de mujeres en primera persona.

-Buscáis nuevas sonoridades, ¿hacia dónde queréis llevar el flamenco?

No pretendemos llevarlo a ningún sitio en concreto. Queremos explorar sus capacidades creativas y las nuestras. Sus límites, si es que los hay. Desde hace bastantes años hay gran cantidad de artistas que ya han experimentado con el flamenco, fusionándolo con otras músicas o simplemente modificando sus bases propias y su estructura tradicional.