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Febrero - Abril 2024

“La imaginación de los niños no tiene límites”

01/02/2018
Teatro
Cal Teatre presenta 'El bosc com balla', en el que las marionetas conviven con la música en directo

Dicen que “la imaginación de los niños no tiene límites”. Por eso decidieron poner todo su ingenio y el de sus títeres a su servicio. Y por eso también se adentraron en el bosque donde nace la música que nos hace diferentes a los unos de los otros, donde encontramos la canción que nos pertenece a cada uno de nosotros. Cal Teatre, que llega al Barcelona Districte Cultural con su primer espectáculo, El bosc com balla, nos explica cuáles son los secretos que se esconden en este bosque tan mágico y musical.

- ¿Cómo nace Cal Teatre?
-La compañía nace en 2015 a través del proceso de creación y producción del espectáculo El bosc com balla. Jordi Font y Carlos Gallardo coincidimos en el Institut del Teatre. En aquel momento, Jordi Font ya contaba con creaciones propias dentro del teatro familiar y Carlos Gallardo ya había trabajado en diferentes compañías de títeres. Más tarde conocieron a Sergio Escalona, autor del cuento El bosc com balla y así empezó todo. Nos unió la pasión por el teatro, por explicar historias y la experimentación dentro del mundo de los títeres.

-¿Cómo ha sido el proceso de trabajo del cuento El bosc com balla?
-El punto de partida fue entender el cuento y cómo llevarloa escena. Este fue el eje vertebrador del proceso creativo y pensar en las posibilidades técnicas que nos tenían que ayudar a transmitir aquello que queríamos. Lo primero que trabajamos fue la dramaturgia, después construimos la escenografía y los títeres. Una vez lo tuvimos todo, los tres elementos empezaron a dialogar entre ellos. Este es un momento fascinante, puesto que no todo lo que tenías en tu cabeza es posible, pero por otro lado descubres nuevas posibilidades escénicas que te sorprenden y te descubren un nuevo universo.

-¿Por qué esta idea de que todos los niños tienen una canción?
-La idea de que todos los niños tienen una canción nos acerca a la idea de identidad. Nos habla del hecho particular y fundamental que nos hace ser únicos y diferentes. Todos nosotros, tarde o temprano, tenemos que dar voz a nuestro propio yo, a nuestra esencia, a pesar de las dificultades que la vida te pueda poner delante.

-¿Cómo llegáis a la idea de mezclar títeres, actores y música?
-Los títeres comparten una cosa muy especial con los instrumentos musicales: son objetos inanimados que al ser manipulados crean universos mágicos. Al poner estos dos elementos en escena la simbiosis es perfecta. Además, el espectáculo nos habla de un niño que no encuentra su canción, y de que "la música nació en los bosques". La historia, pues, pedía ser explicada con música en directo y que esta tuviera un papel protagonista. Tenemos la gran suerte de disponer de la Aloma Ruiz, la violinista que creó e interpreta en directo todo el espacio sonoro del espectáculo. Cuando lo escuchas no puedes evitar quedar atrapado, es por eso que nos encanta trabaja con ella.

-¿Cómo definiríais la estética de vuestros títeres?
- A la hora de crear nuestros títeres buscábamos la máxima expresividad con el mínimo posible. Por eso son aparentemente tan sencillos o esquemáticos en sus rasgos faciales. No obstante, nos permiten dos cosas: que sea el espectador el que transmita la emoción al personaje; y poder jugar con la iluminación para potenciar su capacidad de expresión. Otro elemento que interviene en su expresividad es el vestuario. Paulette San Martin hizo un trabajo fabuloso con el diseño del vestuario de nuestros títeres potenciando su personalidad. Por otro lado, las manos de los títeres son nuestras manos, es decir, los títeres utilizan nuestras manos para parecer  todavía más vivos y multiplicar su capacidad para transmitir emociones. Después de cada función, hablamos con las niñas y niños, las madres y padres que los acompañan, y es increíble escuchar todas las sensaciones que reciben desde unos rostros aparentemente inexpresivos. Una vez un niño nos comentó "Me ha gustado mucho el caballo, sobre todo cuando sacaba la lengua!" y el títere no tiene lengua ni boca!

-¿Por qué preferís trabajar para niños?
-La imaginación de los niños no tiene límites. Ellos viajan y nosotros con ellos y esto es un auténtico placer. Además, son muy sinceros, o atrapas su atención desde el principio o difícilmente te darán una segunda oportunidad. Una de las cosas de las que estamos más contentos, función tras función, es el silencio que se crea en platea desde que empieza el espectáculo hasta que se acaba, y esto hablando de público infantil y familiar es muy complicado de conseguir.

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