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Febrero - Abril 2024

“La música puede ser más compleja o más simple, pero no opaca ni elitista”

02/03/2021
Música
La Chunga presenta versiones de clásicos del flamenco y composiciones propias en los escenarios del circuito

El de La Chunga es un nombre que marca carácter, porque fue una de las grandes del flamenco... del baile flamenco. Mariona Longarón no baila. Ella canta, con raíces flamencas que se elevan según bufa el viento y según marquen el camino los músicos que la acompañan.

-¿Por qué reivindicar el nombre de La Chunga? ¿Qué tienes en común con ella?
Con total sinceridad, yo no escogí mi nombre. Como en el caso de muchos artistas, fueron otros músicos quienes me empezaron a llamar así, ya fuera porque les recordaba a ella físicamente o porque tengo cierto carácter, a veces un poco brusco... Hasta que llegó el día en que gritaban "¡Chunga!" y yo respondía con total normalidad, como si oyera "Mariona" o "Longui". Sea como fuere, es todo un honor llevar el nombre de tan increíble flamenca como lo fue Micaela Flores Amaya. De hecho, me hace cierto respeto llevarlo.

-¿Cuáles son tus raíces flamencas?

Recuerdo que, en los viajes largos en coche, mi madre nos enseñaba coples y algunas letras de cuando era pequeña y las escuchaba en su casa. Y cantando se pasaba más deprisa el trayecto. Yo me enamoré del todo del flamenco cuando tenía cinco años y mi madre me puso en el coche el álbum de Calle del Aire. Canto gracias a mi familia, a Estrella Morente y a la tradición de fusión que dejó su padre, Enrique. Cuando en casa me escucharon cantar, me abrieron las puertas del cante con los discos que tenían y muchos más que después descubrí: Pasaje del Agua de Lole y Manuel, los tangos de Carmen Linares y las bulerías de la Paquera, Mayte Martín con Querencias, el espectáculo de Lola Flores...

-¿Y con que haces dialogar estas raíces? ¿Es el tuyo un flamenco para conocedores o para llegar a quién no lo es? ¿Es flamenco para todos?
Mi flamenco no es clásico porque bebe de muchas fuentes, de muchos géneros musicales. No sé nunca quedarme con uno solo. Por lo tanto, lo proyecto hacia un público heterogéneo y espero que todo el mundo lo disfrute. Tanto los entendidos como los que ignoran el género. No es una cuestión de conocimiento, sino de una curiosidad para descubrir. La música puede ser más compleja o más simple, pero no opaca ni elitista.

-Recuperas temas clásicos e incorporas temas propios, ¿cómo eliges los primeros y cómo son tus composiciones?
Recupero los temas que me marcaron en su momento y que el cuerpo me pide que cante. Los escojo también dependiendo de los músicos que me acompañan o del espacio donde los cantaré, a veces más íntimo, a veces más festivo. En cuanto a mis composiciones, todas tienen un denominador común: detrás de cada canción hay una persona que la inspira. Tanto da de que hable la letra, siempre va dirigida a alguna persona de mi vida. No lo puedo evitar. Yo trato la parte literaria y melódica de los temas y los músicos que trabajan conmigo la hacen andar y la visten de armonía. Por eso, las composiciones no son nunca exclusivamente mías.

-¿Cómo nació tu proyecto hace dos años? Y¿cuál es el camino que te gustaría recorrer?
Por la necesidad de acompañar con instrumentos mis letras. Contacté con Kevin Lisbona, buen amigo e increíble guitarrista, que justo volvía de Andalucía. Aquella misma semana me propusieron un concierto. "Del tirón" me dijo Kevin y llamó a Néstor Fernández para que nos acompañara con el cajón y a Rafa Palomares con el saxo y la flauta travesera. Un gran descubrimiento de músicos y de personas. A partir de entonces, fuimos haciendo conciertos donde siempre invitábamos a la bailaora Asia Ortega. Poco tardamos los cinco en hacer equipo y así es como dos años pasan volando. De cara al 2021, empecé a trabajar con el batería flamenco Alberto Garrido. Su proyecto me sorprendió y quería que formes parte del mío. Mi objetivo es seguir creciendo como músico con artistas de nivel y, al fin y al cabo, compartir escenario con mi gente.

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