Empieza como un mambo y acaba como un bolero. Aunque también sea guerrero.

Les Antonietes han subido a los escenarios del Barcelona Districte Cultural un Mambo de amor y de guerra que fija su mirada y sus primeras escenas en algunas películas de matrimonios malavenidos (pero muy bien discutidos) como los que integraban Jack Lemon y Lee Remick en Días de vino y rosas (1962) o ¿Quién teme a Virginia Wolf? (1966) con Richard Burton y Elizabeth Taylor, que todo el mundo sabe que formaron una pareja tan poco avenida en el cine como en la vida real.

Y como sucede en estas películas, el Mambo escénico que ha escrito Oriol Tarrason y que protagonizan Annabel Castan y Dani Arrebola escenifica la relación (¿enfermiza?) de un matrimonio que parece creer que sin mambo no hay amor, un matrimonio que parece llegado de aquellos tiempos antiguos en que las mujeres no podían separarse de sus maridos porque no serían capaces de mantenerse económicamente o que cerraban los ojos y contaban hasta mil cuando él les pedía que cumplieran en la cama con sus obligaciones. Se trata de un matrimonio que defiende los entresijos de su relación en rápidas conversaciones de diálogos acerados y endemoniados  que, inevitablemente, despiertan la sonrisa y la risa en las caras de los espectadores (esperemos que nadie se viera reflejado). Son conversaciones que parecen mambos.

Pero si la obra de teatro empieza con referencias cinematográficas, toda ella es puro teatro dentro del teatro: los actores no solo rompen desde el principio con la cuarta pared que les separa del espectador sino que entran y salen de los personajes de Mambo para convertirse en otros personajes: los de los actores que representan Mambo.

Y así, con unos y otros, de conversación en conversación, el mambo se va convirtiendo en bolero triste de un amor que podía haber sido y que no se sabe si todavía lo es pero que parece condenado a seguir bailando.