Hace días que se buscan y se encuentran. Mujeres del barrio de Sant Pere, Santa Caterina y La Ribera, mujeres que toda la vida han cuidado de aquellos que tenían cerca, que han ayudado a crecer a sus hijos, que se han hecho cargo de sus padres... Mujeres que han formado parte, muchas veces sin saberlo, de unas redes inmensas que hacían posible la vida del barrio, de la ciudad, de la sociedad... Estas redes tienen un nombre, son las redes de cuidados, y uno de los cinco proyectos de creación comunitaria que acompaña el Barcelona Distrito Cultura las quiere poner en valor.

Esta creación, donde trabajan conjuntamente La Bonne, el Antic Teatre, TRANSlab,  el sindicato Sindillar /Sindihogar, Mescladís y TUDANZAS, está todavía en la fase de buscar sinergias, de encontrar nuevas compañeras de viaje que quieran sumarse a la aventura. Pero, en paralelo, ya se reúnen los artistas que acompañarán todo el proceso de creación comunitario: Marta Galán y Ana Leitão  –que se encargarán de las artes vivas-, Marta Vergonyós–responsable de audiovisual y performance- y Joan Tomàs -fotógrafo-, junto con Karina Fulladosa e Isabel Segura, que acompañan el proceso teórico y reflexivo. Además, completan este equipo de trbajo tan transversal el Districte de Ciutat Vella, l'Institut Català de les Dones, el Departament de Programes de Temps i Economia de les Cures y la Regidoria de Feminismes i LGTBI.

Marta Vergonyós, en representación de todo el equipo, quién nos ayuda a entender un poco más cómo será el proceso de creación.

¿Qué son las redes de cuidados?

Son redes entre personas, mujeres en su inmensa mayoría, invisibilizadas y no reconocidas, y por lo tanto no remuneradas, que tienen cuidado de la crianza, las persones dependientes, de las mal llamadas tareas "reproductivas" que al fin y al cabo son las que sustentan la vida. También son redes formalizadas que se han juntado para tener incidencia política y revertir esta situación.

¿Por qué habéis elegido este tema?

Porque tenemos la convicción de que, tal como se reclama desde los feminismos, ponerlos cuidados en el centro de la sociedad es imprescindible para subvertir el sistema de opresiones estructurales, fundamentadas en el patriarcado capitalista. Ponerlos cuidados en el centro, implica generar un nuevo simbólico que los haga visibles para ponerlos en valor y así revelar su potencialidad subversiva.

¿Cuál ha sido la relación del barrio -tradicionalmente y ahora- con las redes de cuidados?

Tradicionalmente había una extensa red de cuidados, tal como hace evidente la investigación de la historiadora Isabel Segura, quien nos asesora en el proyecto. Actualmente existe también y también es invisible. Por ejemplo, en la edad media, las nodrizas que tenían cuidado de las criaturas de las trabajadoras de las fábricas de textil, o hoy en día las madres que generan un circuito informal para cuidar de aquellas niñas y niños que están desatendidos porque sus madres son precarias, por ejemplo.

¿Cuál es el punto de partida del trabajo que queréis hacer con las mujeres del barrio?

Antes que nada es ponernos en relación, puesto que las dinámicas actuales nos aíslan a las unas de las otras, saber qué estamos haciendo y pensar colectivamente una creación artística.

¿Cómo pensáis organizaros?

Hemos hecho una primera fase para contactar y dar a conocer el proyecto para pensar posibles talleres y dinámicas de creación, a la vez que detectar contenidos que se tienen que hacer visibles. Un vez realizada, empezaremos a pensar formatos o lenguajes de carácter escénico, performàtico o audiovisual.

¿Por qué son importantes las creaciones comunitarias?

Son importantes, porque superan las múltiples escisiones entre el arte y la transformación social o las prácticas culturales y las prácticas políticas, etc. Las creaciones comunitarias posibilitan la transformación de las comunidades a través de la creación, es decir, el arte nos transforma y se manifiesta como una práctica política de incidencia social.